Pocos son los programas de televisión que roban mi atención en el primer minuto, entre tanta basura es difícil encontrar algo que tenga calidad y sea entretenido además de didáctico; tres características difíciles y raras de encontrar entre los miles de canales que ofrecen las compañías de cable.

Sorpresa me llevé cuando por casualidad, estando de vacaciones en San Luis Potosí estaban trasmitiendo en la televisión del hotel un programa que sin saber la trama me atrapó por su calidad; ambientado en la España renacentista, las intrigas en la corte del Rey Enrique componían una trama llena de dramatismo.

Me quedé hasta darle fin y fue entonces cuando me enteré que era el capítulo tres de la serie llamada “Isabel”, producida y transmitida por TV Española, pasaron los avances del siguiente capítulo y quedé colgada de la emoción. Me preocupaba no solo lo que pasaría en el capítulo siguiente sino también el hecho de que en casa el sistema de cable no tenía ese canal.

Cuando volvimos a casa, me di a la tarea de buscarlo en internet; ahí estaban todos los capítulos hasta entonces transmitidos y con hambre de buena televisión, ingerimos los 15 capítulos que estaban colgados en la página de RTVE.

La serie cuenta la historia de Isabel la Católica desde su adolescencia, las pugnas por la Corona de Castilla entre sus hermanos Enrique y Alfonso, su lucha por casarse con el hombre que ella eligiera y no aceptar un matrimonio impuesto, sus enfrentamientos con la reina Juana de Avis, quien es la esposa de Enrique y desea el trono para su hija Juana y su matrimonio con Fernando príncipe de Aragón.

Sin duda un culebrón –como dirían los españoles-, pero más allá de la trama pasional, está la historia de un reino que se convirtió en el imperio más poderoso y extenso del mundo, a través de la figura clave para América: Isabel la Católica.

Muchos elementos están en juego al contarse esta historia, no solo por la construcción del personaje que de por si debe transmitir la gran fuerza de una mujer que pelea su derecho por ser reina en un mundo hecho para hombres sino también por sus reformas políticas de gran peso que trasforman el reino y el mundo de su época.

Por eso la serie no solo retrata de primera mano a los personajes en su debilidad, flaqueza y fuerza política; sino también cuenta la historia de Castilla, de Aragón, las guerras contra Portugal y Francia, el conflicto con los judíos, la expulsión definitiva de los árabes, el poder de Roma, los protocolos de la corte, los cronistas, la vida cotidiana y las tradiciones ancestrales de los reinos.

Una producción exquisita, que en Europa ha ganado todos los premios por mejor serie histórica novelada. Después de la serie inglesa Downton Abby, Isabel es un producto televisivo de gran calidad que el público latinoamericano puede disfrutar como oasis en la basura que las compañías mexicanas producen y exportan al mundo.

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