La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ajustó a la baja su pronóstico de crecimiento para 2013, de 3.1 a 1.8 por ciento, lo que significa su segunda revisión en lo que va del año.
El subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela Rodríguez, informó que este recorte en la expectativa de crecimiento obedece a que la economía registró un avance a tasa anual de sólo 1.5 por ciento en el segundo trimestre, y de enero a junio acumuló un incremento de 1.0 por ciento.
En rueda de prensa, dijo que pese a este ajuste la dependencia prevé un mayor crecimiento para la economía mexicana en lo que resta del año, ya que se prevé una aceleración del crecimiento mundial, así como un aumento de la demanda interna, como ya se refleja en el comportamiento del empleo y la reactivación de la inversión pública.
Aportela Rodríguez negó que esta nueva estimación sea una perspectiva optimista, pues dada la información que tiene la SHCP y las expectativas de diversos analistas a nivel internacional, se anticipa un mejor segundo semestre en economías como Estados Unidos.
El pasado 17 de mayo, la SHCP ajustó por primera vez su expectativa de crecimiento en el año, de 3.5 a 3.1 por ciento. El funcionario apuntó al respecto que, como lo hizo ya una vez con anterioridad, la Secretaría de Hacienda modifica o no algunos de los supuestos o de pronósticos que tiene para la evolución económica, una vez que haya información relevante que lo justifique.
Expuso que durante el primer semestre de 2013 se observó un fenómeno de menor desempeño económico mundial, lo que ocasionó continuas revisiones a la baja en las expectativas de crecimiento de países industrializados y emergentes.
Adicionalmente, dijo, la economía mexicana estuvo sujeta a choques transitorios en el primer semestre, como una desaceleración en la demanda externa, iniciada desde 2012, pese a que las exportaciones no petroleras crecieron a tasa anual de 2.1 por ciento de enero a junio de este año.
Refirió que también se observó una apreciación del tipo de cambio real hasta mediados de mayo de este año, lo que restó dinamismo a las exportaciones, a lo que se suman los datos sobre el Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre, difundidos hoy el por INEGI.
Para dar una versión diferente a la de funcionarios de Hacienda, veremos las opiniones recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre este tema. En base a datos propios y a las de otras firmas y corredurías internacionales sobre el bajo desempeño económico en México, El FMI redujo en julio de 2013, a 2.9 por ciento el pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para este año, medio punto porcentual menos que la previsión hecha por el organismo en abril pasado.
Esto se debe a que el gasto de gobierno en materia de productos y servicios se vieron frenados por el reciente proceso electoral del pasado domingo como parte de los acuerdos del Pacto por México y que frenaron de algún modo el crecimiento económico del país, destacaron importantes analistas del FMI
El organismo destaca que el gasto del gobierno en el primer trimestre de este año fue menor al esperado, aunque la reducción en el pronóstico de crecimiento de la economía mexicana fue determinada principalmente por un ajuste a la baja en la expectativa de Estados Unidos, dijo Olivier Blanchard, economista en jefe del FMI, en una teleconferencia desde Washington.
La revisión a la baja en el pronóstico de crecimiento de la economía mexicana fue ligeramente superior al ajuste que el organismo hizo para el conjunto de América Latina y el Caribe. Para la región anticipó un repunte de 3 por ciento, 0.4 puntos menos que el calculado en abril pasado.
En los casos de Brasil y México, primera y segunda economías latinoamericanas, el FMI anticipó que el crecimiento este año será de 2.5 y 2.9 por ciento, respectivamente. En ambos casos, hubo una revisión a la baja de medio punto porcentual, respecto de la previsión de abril pasado.
Para 2014, las economías brasileña y mexicana repuntarán 3.2 por ciento en cada caso, tasas menores en 0.8 y 0.2 puntos, respectivamente, en comparación con el cálculo de abril pasado.
Por estos vaivenes de la economía mexicana, que no alcanza a crecer a tasas superiores del 6 por ciento anual, que le permita incrementar los empleos que se requieren cada año por el “bono demográfico”, se recomiendan realizar cambios estructurales que reduzcan la fuerte relación industrial entre México y Estados Unidos.
Ello permitiría que la economía mexicana pudiera diversificar sus mercados y así enfrentar mejor los problemas específicos de la economía estadounidense. Sin embargo, para poder llevar a cabo el cambio estructural es fundamental realizar una serie de inversiones clave en infraestructura (puertos, carreteras y aeropuertos) y diversas reformas administrativas en el proceso aduanal, de tal forma que los mercados europeos, latinoamericanos y asiáticos se vuelvan atractivos para los exportadores mexicanos y no sean sólo mercados residuales, como al parecer han sido hasta ahora.
La pregunta inicial es si el problema principal de crecimiento para México se debe a la falta de ahorro o de inversión. Se concluye que la escasez de inversión parece haber sido la culpable principal. A su vez, esto ha reflejado tanto un alto costo de fondeo (debido a primas de riesgo altas y una relativamente baja eficiencia en la intermediación) como cuellos de botella en la productividad.
Por ello, todos estamos de acuerdo que se requieren reformas estructurales como la Hacendaria, Fiscal, Energética, Telecomunicaciones, Agraria y la Política. Pero aquí el pero es que estas reformas sean consensuadas y no dirigidas a favor de los poderes fácticos, o grupos de poder.