Estamos en el mes del año, en el que quizá nos sentimos más mexicanos que nunca, y no precisamente porque le demos valor a lo que hicieron nuestros héroes por lograr la independencia de nuestro país, sino por otros motivos dignos de este mundo moderno en descomposición.

El mes de Septiembre, es considerado por todos los mexicanos como el mes de la patria porque se festejan importantes acontecimientos que se relacionan con la lucha por la libertad y la soberanía del país.

Conmemoramos el inicio y la consumación de la guerra de independencia que tuvieron lugar en 1810 y 1821, respectivamente. También conmemoramos a los niños héroes que dieron su vida por México el 13 de septiembre de 1847.

Pero la cuestión aquí sería preguntarnos, ¿Que celebramos realmente o que conmemoramos? La independencia de México nos trajo libertad, derechos individuales e igualdad y considero que los mexicanos no tenemos libertad, mucho menos igualdad y de derechos mejor ni hablamos.

No es por ser negativo, pero considero que es totalmente ridículo e inaceptable, que celebremos la independencia de México, cuando todos sabemos cómo está la situación del país.

No estamos para celebrar nada y si para preocuparnos demasiado. No caigamos en el error de sentirnos muy mexicanos, solo porque vamos la noche del 15 de septiembre a la plaza y admiramos los juegos pirotécnicos y gritamos ¡Viva! cuando se mencionan los nombres de los héroes patrios.

Realmente se ha perdido el valor cívico y moral de lo que deberían representar estas fechas. Los 15 y 16 de septiembre, se vuelven días de borracheras, de consumos desmedidos y son meramente comerciales.

A eso nos han acostumbrado en México, a ser un país cervecero, refresquero, a  tener una clase obrera que la explotan y la llenan con futbol y con otras cuestiones sin importancia.

Yo lo invito realmente estimado lector, a que estas fechas cívicas donde se conmemora la independencia de México, las vivamos con tranquilidad, lejos de los excesos y los vicios.

Reflexionemos acerca de la realidad de México, de los tamaulipecos. Pregúntese usted, ¿Cómo vivimos? ¿Realmente tenemos libertad? ¿Cómo es la realidad que afrontamos día a día por la inseguridad?

Nuestros héroes que nos dieron la independencia, seguramente llorarían de tristeza al ver la asquerosa y miserable realidad de la que somos parte.

Nada que celebrar… pero si mucho que reclamar y exigir para que las cosas cambien realmente. ¡Mueran los malos gobiernos y que vivan los mexicanos de bien que queremos un cambio real para el país!