Su nombre pesa en Tamaulipas, pero más robusta es su trayectoria en los sectores privado, público y educativo.

Es, él, una persona que domina a la perfección el difícil arte de combinar la seriedad con la broma espontánea y se desdobla con facilidad depende del sitio, porque a cada lugar y a cada persona se le debe de conceder la importancia exacta.

Su recorrido por el IETAM y por el Consejo Electoral no le pasó de noche porque sus decisiones eran estudiadas y determinantes y su trato con los trabajadores de los medios de información fue cordial, porque de vez en cuando se lucía con algún chascarrillo que se sacaba de la manga, como para tratar de suavizar el hielo.

A su edad se relajaba y se ponía al nivel de cualquier periodista jovenzuelo y pícaro que más que una entrevista acartonada con aroma de boletín buscaba abrevar de sus conocimientos y, de paso, llevarse una sonrisa de regalo como consecuencia de su buen humor.

Desciende, él, de una familia muy conocida en la capital tamaulipeca, pero siempre ha tratado de brillar con luz propia y es poco afecto a brincar de puesto en puesto, porque cada empleo es sagrado y merece atención y respeto.

De aspecto bonachón, amigable y discreto, en los tiempos en que estuvo vinculado con el ramo electoral se convirtió en una rica fuente informativa, porque palabra que escapaba por su boca la convertía en nota de ocho, en razón de que casi siempre generaba polémica.

Hoy, más maduro y con más experiencia acumulada, se maneja de manera discreta como titular de Finanzas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, dónde su nombre figura en la reducida lista que circula de medio en medio para sustituir a José María Leal Gutiérrez, como Rector de la Máxima Casa de Estudios.

De los prospectos que se manejan es el de Enrique Etienne Pérez del Río el que más estridencia produce, porque como director y fundador de la Facultad de Comercio y Administración y sus 43 años de servicio a la Universidad, entre ellos como docente, hablan del peso que lo respalda para buscar la primera posición en la sucesión rectoral.

Fuerte y quedito se comenta en los pasillos universitarios que su edad hace que el puesto de rector corra el riesgo de escapar de sus manos, sin embargo se le ve entero, lúcido, con vigor y dispuesto a recorrer el camino y de poner al servicio del mundillo universitario la experiencia que ha almacenado durante tantos años.

Y es que cree, en serio, que en esta y en otras tareas la improvisación no tiene un espacio.

El, ha sido miembro de la Asamblea Universitaria durante once años, conferencista y asesor en la coordinación fiscal en Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Guerrero y Quintana Roo y también ha recibido reconocimientos por parte de la UAT y aun así sigue tan tranquilo.

Y ahora está por sumar otro galardón a su colección, porque la Facultad de Comercio y Administración de la universidad llevará su nombre, en un evento que se liga con la celebración de la Semana de la Contaduría Pública que tocara el tema de “El contador público y la gestión fiscal”, en la que participarán importantes personajes como Luis González Ortega, Gerardo A. O Farril Santoscoy, Guillermo Valls Esponda, Francisco Javier Macias Valadez Treviño y Minerva Hernández Ramos.

En este evento, que cobra importancia relevante por la polémica que ha generado la propuesta presidencial sobre la Reforma Hacendaria, tiene mucho que ver el Instituto Mexicano de Contadores Públicos de Ciudad Victoria y el Instituto Nacional de Contadores Públicos al Servicio del Estado de Tamaulipas, que preside Jaime Salvador Amaro Castillo.

Y será Don Enrique la figura principal, el foco de atención, porque su nombre suena que suena para la sucesión.

A la que seguro se encamina, por la libre.