Corría el año del 2004, Baltazar Hinojosa Ochoa se derrumbó en uno de los sofás que estaba afuera de la oficina de la presidencia del PRI, el rumor era que se bajaba de la contienda interna que serviría para elegir el candidato a gobernador de Tamaulipas.

Apenas conocidos, cruzamos unas palabras, se le hace saber que era un hombre inteligente, amigo del gobernador, y que tal vez debería esperar unos días más esperando que cambien las circunstancias, de su boca apenas balbuceando, salió que se iría a Matamoros, como candidato a alcalde, hace una pausa, voltea hacía arriba y replica… “me prometieron que yo sigo”.

Según los que dicen conocer la historia, Baltazar, el compadre de Yarrington, había cometido un error garrafal, mismo que se esperaba solucionar en seis años para meterlo como sucesor de Eugenio Hernández.

El Bache creyó que había ocultado muy bien que nació en Texas, y ese fue su pecado, alguien le hizo aparecer su acta de nacimiento y se la entregó en la mano al gobernador y se cumplía aquel adagio que un mandatario para tener completo control político conoce todos los secretos.

Amigos entrañables, Tomás le dio la instrucción de que resolviera su problema, le prometió que sería candidato a alcaldía de Matamoros (ahí si hay suplentes, le habría dicho, por si te tumban), en la que compitió con Ramón Antonio Sampayo y con el que acordaron la delegación de Semarnat y otro dinero para que se desistiera de su impugnación que hizo por considerar inelegible a Baltazar y las cosas se arreglaron una vez que el Tribunal Electoral de Tamaulipas falló a favor del texano, extrañamente el PAN ya no impugnó más.

Y sin embargo seis años después, en la sucesión de Eugenio Hernández, quedó demostrada otra máxima, el gobernante no comparte el poder, así Baltazar casi era un exiliado, no tuvo la menor oportunidad de ser candidato.

Todo viene a colación por la inocencia de Arnulfo Rodríguez Treviño, ex todo poderoso del SNTE, quien impuso a Rafael Méndez Salas como sucesor, y de quien creyó que habría de respetarle la promesa de hacerlo Diputado local por la vía plurinominal.

Arnulfo fue el creador de Méndez Salas, también de Mariano Lara Salazar ahora presidente del PANAL en Tamaulipas, a ambos les dio mucho más de lo que pudieron tener por cuenta propia, y ambos le hicieron la promesa de respetarlo e imponerlo como candidato, y ambos le mintieron, no honraron su palabra.

Es obvio que el SNTE, y su brazo político, el PANAL, son instituciones que tienen un liderazgo que no se puede compartir, por lo tanto, Arnulfo, como en aquellos años Baltazar, fue el único que soñó que le respetarían la palabra y que se convertiría en Diputado para seguir ejerciendo poder.

Desde luego que la vida de las instituciones da muchas vueltas, también que cambian las circunstancias, hoy Baltazar nuevamente esta formado en la línea de sucesión para la gubernatura del Estado, quizá mañana Arnulfo podrá mover sus piezas para quitarle el liderazgo a Méndez Salas, pero los resultados de ambas cosas se verán en un futuro, no ahora que todavía falta que se muevan los que elegirán, los que por lo pronto están preocupados por sacar adelante las elecciones municipales y de diputados.

Cierto, Arnulfo se ve muy inocente, hasta da ternura verlo alegar en el IETAM que no fue convocado para ser candidato y que violaron sus derechos, se olvida que hizo lo mismo cuando le fue necesario, por lo tanto, que será víctima de sus propias practicas.

Es verdad que pudiera el Tribunal Electoral ordenar que se realice un nuevo proceso de elección para reponer la lista de candidatos a diputados por la vía plurinominal del PANAL, quizá pueda quitar a uno o a dos de la misma, pero no será candidato por la simple razón de que le quitaron toda la estructura, hoy quienes eligen no están de su lado.

Lo malo en este caso es que los maestros nuevamente se exhiben como lo peorcito en la política electoral, como mentirosos, manipuladores, y hasta como traidores que muerden la mano que les dio de comer, y digo, lo malo porque se supone que son los maestros los que dan clases de valores a los niños, con quienes se pretende recuperar la paz de esta sociedad.

Con todo y ello, Arnulfo peca de inocente por no decirle una palabra más vulgar, increíble que son su historial haya confiado en la palabra de una persona, con él se cumplió aquel viejo y conocido refrán que dice que quien a hierro mata a hierro muere.

Por cierto, muy calientitas las campañas, muy activos los candidatos y eso todavía hace tener un buen presagio para la elección del 7 de julio en Tamaulipas.

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