La Unión Nacional de Trabajadores, frente que aglutina a algunos sindicatos de la industria y los servicios se ha distinguido por proponer (desde que se presentó la iniciativa) una reforma laboral alterna, aunque los medios masivos de comunicación le han dedicado pocos espacios, el gobierno la ha ignorado y los representantes de la iniciativa privada la consideran, cuando menos, inviable.
“La UNT anunció que promoverán un recurso de inconstitucionalidad en torno a la aprobación de la reforma laboral en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Francisco Hernández Juárez, presidente colegiado de esta organización, detalló que impulsaran por la vía legal la declaración de invalidación o declaración de inconstitucionalidad; puntualizó que la acción de promoverá, a través de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos con el apoyo del 33 por ciento de los diputados federales y un 33 por ciento de los senadores».
El también dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, destacó que los legisladores y la CNDH cuentan con 30 días naturales a partir del día siguiente al inicio del decreto de reformas a la Ley Federal del Trabajo para promover el juicio de inconstitucionalidad o invalidación en el máximo órgano de justicia en el país; FHJ también se refirió a los amparos indirectos que se promoverán en contra de la reforma, y acotó que estos serán interpuestos ante jueces de distrito por organizaciones sindicales en su conjunto o de forma individual por los trabajadores” (Lara Moreno, 2012).
El representante más destacado de la UNT, tal vez el único contrapeso serio ante la CTM y otros sindicatos del oficialismo, es precisamente FHJ, quien se desempeña a la vez como secretario general del STRM, cuyos miembros han sido los que han presentado mayor resistencia a la llamada ley Abascal coincidiendo en lo general con prestigiadas instituciones académicas.
“La reforma laboral no es la solución para disminuir el desempleo, por el contrario, provoca que el empleo formal sea más precario, consideró el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM; de acuerdo con el Instituto, al tercer trimestre de 2011, 56.8% de los trabajadores ocupados en México, tenían ingresos máximos de tres salarios mínimos.
Juan Arancibia, investigador del IIEC comentó;…”los más afectados en los últimos años son los jóvenes, siendo que en América Latina el desempleo juvenil bajó de 15.9% en 2010 a 14.9% en 2011, mientras que en México subió de 9.7% a 10% en el mismo periodo”; en conferencia de prensa, el Instituto estimó que el número de empleos generados en 2012, sumarán 552,374, lo que significaría un decremento de 21%, frente a los 700,000 generados en 2011.
Para los especialistas de la UNAM, la reforma propuesta por el gobierno federal y los empresarios, no es un factor que detone el empleo, ya que sólo se busca disminuir los costos de producción, para competir contra el resto de las economías, sólo con mano de obra barata y no con mayor eficiencia productiva.
“Si bien los bajos salarios disminuyen los costos de producción, el poder despedir a una persona con mayor facilidad no genera un mayor número de trabajos en sí mismo, por lo que sólo se afectan las prestaciones laborales y se generan empleos irregulares”, dijo el académico;…el modelo laboral que se tiene en México actualmente no propicia el crecimiento y desarrollo del empleo, por lo que sólo se promueve aquel que está mal remunerado y poco calificado.
Como reflejo de lo anterior, los investigadores del IIEC refirieron que en los últimos 12 años los salarios tuvieron un crecimiento de apenas 0.5%, así como el que las dos terceras partes de las fuentes de trabajo que hoy se generan en México se ubican en la informalidad; la tasa de desempleo que estima el IIEC para el cierre de 2012 es de entre 4.5% y 5%, cifra similar a la que se alcanzó en 2011.
Como parte de las soluciones a la problemática del desempleo y los bajo salarios, el Instituto consideró que todos los gobiernos promuevan una política de apoyo a las pymes, con la penetración de un mayor mercado interno, así como con el financiamiento para la adquisición de tecnología” (Huérfano, 2012).
Vale la pena mencionar que la dispersión de las organizaciones obreras ha permitido los avances de las fuerzas conservadoras ya que agrupaciones como los sindicatos de profesores, electricistas, telefonistas, minero-metalúrgicos, de la industria petroquímica y de trabajadores del Estado se han convertido en una especie de aristocracia obrera pues entre sus filas existe cierta tranquilidad porque tienen mejores salarios y condiciones laborales aceptables.
Frente a estas organizaciones consolidadas existen cientos de sindicatos cuyos adherentes viven en la zozobra porque pueden ser despedidos sin liquidaciones, además, sus percepciones salariales son de las más bajas; destacan en este sector los empleados de las maquiladoras, del comercio o los del servicio doméstico; podría decirse que es la aristocracia obrera la que ha opinado y se ha hecho oir en sus planteamientos sobre la reforma laboral pues los sindicatos débiles prefieren esperar a ver cómo les va después de los cambios legales.
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