Este fin de semana pasado, me toco estar por tierras regias, fui de visita por la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Una visita familiar, nada fuera de lo común, hasta que me tope con el municipio más rico de México, San Pedro Garza García.
En medio del asqueroso tráfico, digno de una ciudad grande e industrializada como lo es Monterrey, me dirigía a la casa de mis familiares, cuando de pronto tenía a mí alrededor edificios y centros comerciales enormes y de primer mundo, tipo Estados Unidos.
Fue ahí cuando me di cuenta, que ya no estaba en nuestro ranchito (Victoria), sino en quizá el municipio más poderoso y rico de México, quizá hasta de Latinoamérica, que es San Pedro.
Calles limpias y ordenadas, grandes residencias, centros comerciales vanguardistas y amplias zonas recreativas son algunas de las características de esta ciudad, esto sin dejar atrás las agencias de autos como la Ferrari y la Mercedes Benz que están en este municipio.
Además, San Pedro, es sede de oficinas de empresas transnacionales como Vitro, Alfa, Cemex, Femsa y hogar de los importantes directivos de las firmas.
Casas de 4 pisos, autenticas residencias valuadas en quien sabe cuántos millones de pesos, rodeadas de un cerro majestuoso, y seguramente hogar de familias bien. De esas de la alta sociedad, de la “Jai”.
Es el imperio que han construido los regiomontanos, San Pedro Garza García, un monumento de lo que es Nuevo León, una ciudad industrial, de gente con mucho dinero, de empresas trasnacionales que controlan gran parte de México.
Es asombroso como los abismos sociales son tan grandes. Mientras unos no tienen ni para comer y viven muy apenas en un techito de lámina y al día, en otras partes de México y del mundo, reina la abundancia, las riquezas y el consumismo desmesurado de una sociedad despiadada y déspota con los que menos tienen.
Es la burguesía regia, la del mundo mágico llamado San Pedro Garza García, aquella que no conoce lo cruel de la vida, como la pobreza o la escases.
Es la burguesía regia, aquella que se revuelca en la abundancia, la vida moderna y un mundo bonito y perfecto, muy lejano de lo que es la triste realidad de muchos.