Durante mi estancia en la región de Burgos, provincia de Castilla y León, gracias a la oportuna guía y grata compañía del Dr. José Luis Peña Alonso, tuvimos la fortuna de recorrer el norte de la bella región, reconocida como la zona de las “Merindales”.
Así visitamos el poblado de Frías, que es una de las poblaciones más hermosas de toda España. Es uno de esos conjuntos con encanto en que parece que el tiempo se detuvo hace muchos siglos y perderse por sus calles es una auténtica delicia. (Extractos de lo publicado en: http://www.arteguias.com/burgos/frias.htm
Frías se encuentra en el Valle de Tobalina, al noreste de la provincia de Burgos, perteneciente a la comarca histórica de las Merindades y al límite de otra de las comarcas emblemáticas de Burgos: la Bureba.
Frías adquirió importancia partir de la concesión de su fuero por Alfonso VIII de Castilla en 1202. Como curiosidad Frías tiene el título de ciudad desde 1435, por disposición del rey Juan II.
Está asentada sobre un cerro alargado situado en un lugar verdaderamente estratégico y de comunicaciones desde tiempo inmemorial, como lo atestigua el paso de una antigua calzada romana. A sus pies corre el histórico Río Ebro y su puente fue, desde hace siglos, nexo de unión entre las tierras cántabras y vascas con las castellanas de Burgos.
Frías, con su rico conjunto monumental ofrece numerosos alicientes al visitante, como sus empinadas calles de estructura medieval, los restos de su recinto amurallado, el barrio de la Judería, el conjunto de casas colgantes, etc.
No obstante hay una serie de edificios emblemáticos que centran nuestra atención, nos referimos al extraordinario castillo, la iglesia de San Vicente y el puente romano y medieval.
Castillo de Frías
El castillo de Frías se alza en lo alto del cerro que domina la población, y el cercano río Ebro cruzado por su magnífico puente medieval fortificado.
El castillo de Frías es una construcción de los siglos XII al XVI, que perteneció a la familia Fernández de Velasco. De la primera construcción plenomedieval conserva ventanales ajimezados románicos en el lienzo sur del recinto con hermosos capiteles de tradición silense que muestran animales fantásticos finamente esculpidos.
La vista de la fortaleza desde las calles adyacentes de Frías, que aparentemente amenaza despeñarse sobre el pueblo, es de las más pintorescas y espectaculares que se pueden contemplar en España.
Iglesia de San Vicente
La iglesia de San Vicente fue la principal de Frías y parte de la fortaleza de la ciudad al situarse en uno de los extremos del cerro, a modo de espolón.
Se trataba de un templo románico del que se conservan escasos restos, ya que por desgracia se desplomó su torre en 1904 y se reconstruyó nuevamente. Para colmo de males, la puerta románica, como otros valiosos patrimonios románicos castellanos, fue a parar al Museo de los Claustros (Museo Metropolitano) de Nueva York.
Por ello, más que la arquitectura hay que fijarse en los bienes muebles que atesora, como imágenes religiosas, retablos, sepulcros, cuadros, etc.
Puente romano y medieval de Frías
Siendo los puentes medievales verdaderas maravillas ingenieriles y artísticas, suelen pasar bastante desapercibidos por el gran público, éste de Frías es in embargo uno de los más famosos y admirados.
Forma junto al de Puente la Reina, Cangas de Onís, Balmaseda, Besalú y algunos pocos más, ese grupo de puentes privilegiados que sí aparecen en las guías turísticas convencionales. La base del puente y los tajamares son de época romana y por él cruzaba la calzada romana antes citada. Ya en tiempos medievales fueron necesarios importantes reconstrucciones.
Este puente fortificado de Frías es un portento de longitud y belleza. Mide 143 metros de largo y una altura máxima de 11,3 de petril al río y otros tanto tiene la gran torre central. Consta de nueve arcos de distinto perfil (apuntados y rebajados) y su trazado algo irregular responde a la necesidad de aprovechar las rocas que emergen distintos puntos del río para asentarlo.
Esta torre construida en el centro tiene planta poligonal, se aboveda con cañón apuntado y por encima está la propia sala de la torre con saeteras para los vigilantes del mismo. La función de la torre era controlar el paso y cobrar el impuesto de paso o «pontazgo» que permitía, entre otras cosas, sufragar las continuas reparaciones que serían necesarias para mantener su integridad.
A muy pocos kilómetros está el Monasterio de Oña con una iglesia y claustro medievales de gran valor. Desde Oña se puede visitar también el Monasterio de Rodilla y otros muchos pueblos con iglesias parroquiales románicas.
Las Merindales
Todo este grandioso territorio entre Frías, Oña, Poza de la Sal, Villarcayo y Medina de Pomar, conforma el territorio que se conoce como «Merindades de Castilla». La institución de las «viejas» merindades se pierde en los siglos altomedievales, cuando los condes y los reyes establecieron los «merinos» para administra estos territorios que fueron como la cuna de la vieja Castilla.
Como otras comarcas de Burgos, las Viejas Merindades conservan un riquísimo patrimonio románico. Al encanto propio de este arte hay que sumar el precioso paisaje en que se encuentran enclavadas la mayoría de sus aldeas.
Vaya que para conocer las riquezas de los pueblos, se recomienda hacerlo a través de la guía de los oriundos y los expertos, así el pasado viernes 21 de junio, tuvimos la gran suerte de recorrer todas estas poblaciones citadas, terminando por degustar una rica comida en el poblado “poza de la sal”, que es toda una joya de historia al recorrer sus antiguas pozas de sal que fueron explotadas durante el siglo XVIII y XIX, cuando la sal se distinguió como el conservador natural de los alimentos antes de la era de la refrigeración.