En México existen cerca de un millón de niños superdotados, pero 95 de cada 100 no han sido descubiertos.

La razón es simple: la superdotación se suele confundir con padecimientos como autismo, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o por síndrome de Asperger.

El Centro de Atención al Talento (Cedat), reconocido en 2013 por el World Council for Gifted Talented Children como el centro nacional de superdotados de México, ha detectado 6,000 casos de niños superdotados en todo el país y actualmente tienen 300 casos activos, pero sólo 25% son mujeres, explica Andrew Almazán Anaya, director de Investigación y del Departamento de Psicología del Cedat.

Andrew aclara que la proporción de mujeres es menor porque se adaptan mejor a su entorno y prefieren sentirse aceptadas antes que destacar por sus habilidades.

“Por lo general, las puntuaciones que tenemos (en mujeres) son mucho más altas. En lugar de 130, 140, alcanzamos hasta 180 o 190 (de Coeficiente Intelectual (CI o IQ)”, dice. Se considera superdotación a partir de 130 puntos; los varones por lo general tienen puntuaciones entre 140 y 150.

Las niñas superdotadas suelen tener predilección por el arte verbal, tienen habilidades para debatir, son muy tenaces y tienden a ser más obsesivas porque quieren romper estereotipos y demostrar que sí pueden con las cargas académicas.

Detectar a tiempo un niño superdotado no sólo significa que tenga mayores oportunidades de desarrollo, sino que influye directamente en el desarrollo económico de un país.

Al respecto, Andrew comenta la teoría desarrollada por Lewis Terman, quien descubrió que el ingreso per cápita de una población está relacionado con la inteligencia promedio de un país. Y esta inteligencia depende en gran medida de la población de superdotados.

“Está cuantificado que por cada 1,000 niños superdotados el impacto económico que genera en su adultez es el equivalente al de un millón de personas en edad económica activa. Entonces si detectamos 10,000 superdotados y si están bien canalizados tendrían el impacto de 10 millones de mexicanos”, asegura.

Andrew compartió un dato preocupante: “México está padeciendo algo que se denomina disgenesia poblacional”, es decir, que la inteligencia está disminuyendo por factores genéticos y sociales.

La población mexicana tiene un IQ promedio de 86. Esto se convierte en un foco rojo porque el estándar es 100. Existen dos razones por las que esto sucede: selección natural y fuga de cerebros.

“Cuando se va la gente talentosa del país junto con ella se van sus generaciones. No sólo se pierde al joven superdotado o talentoso, se pierden las generaciones que siguen y nacerán en otro lugar”, dice.

Siete niñas superdotadas. 

Sara Cerón

7 años – IQ: 159

Quiere estudiar Bioelectrónica y la lectura es su actividad favorita. Sus libros preferidos son Viaje al centro de la Tierra y El origen de las especies. Escribe cuentos para niños.

Itandehui Cortés

10 años – IQ: 159

Está por concluir su primer libro de ciencia enfocado a niños, en donde habla sobre la vida marina y la importancia de su cuidado. Quiere estudiar Biología Marina.

Zómer Mendoza

5 años – IQ: 159

Los procesos biológicos y microscópicos le apasionan. Estudia robótica, chino mandarín, inglés, piano y violín. Le gusta la música clásica y también practica ballet.

Mayda Arceo

12 años – IQ: 165

Participa en conferencias internacionales, proyectos científicos y tecnológicos. Le interesa la robótica enfocada a la medicina, la nanotecnología y la física.

Raquel Corral

8 años – IQ: 182

Organiza campañas entre sus compañeros para cuidar el medio ambiente. Se siente

atraída por el estudio de la ecología y está por iniciar sus estudios de música.

Alexa Bespalova

7 AÑOS – IQ:182

Le gustan los estudios de medicina preventiva enfocada en la pediatría. Estudia inglés, ruso y chino mandarín. Es compositora y también estudia música y canto.

Alexa Donnadieu

8 AÑOS – IQ: 205

Le llama la atención el uso de nuevas tecnologías aplicadas a las áreas médicas. Participa en un proyecto de tecnología tridimensional aplicada a la odontología.