A seis meses de que inicie operaciones, la refinería de Dos Bocas que se construye en el municipio de Paraíso, Tabasco, se inundó… por sexta ocasión. Y es casi un hecho que las escenas vistas el pasado 13 de enero –en donde el agua incluso rebasó los 40 centímetros en algunas zonas– vuelvan a repetirse.
El que tiro por viaje se encharque una de las obras emblemáticas del actual gobierno federal es apenas la punta del iceberg de un problema más grande: la tierra que vio nacer al presidente Andrés Manuel López Obrador será uno de los primeros territorios nacionales en ser alcanzados por la crisis climática y quedar bajo el agua, si es que nada revierte la situación.
“México es uno de los países donde la situación es más preocupante… estamos siendo víctimas de los primeros efectos de las catástrofes que no son naturales, que son provocadas por el desarrollo humano.
“Ahí está el ejemplo de Tabasco que cada vez más frecuente va a estar viviendo bajo el agua. Es de los primeros estados que, a raíz de esta emergencia y este colapso climático, va a desaparecer de la esfera mundial”, aseguró el activista ambiental Aurelién Guilabert durante su participación en la primera sesión del Consejo de Crisis Climática de la Organización Editorial Mexicana (OEM).
Su afirmación encuentra apoyo en investigaciones recientes. De acuerdo con la organización científica Climate Central, se avecinan tiempos críticos para el planeta en 2050, que sufrirá afectaciones derivadas de la subida del nivel del mar por el calentamiento global tres veces mayores a las previstas.
En el caso de México, un mapa interactivo que acompaña al reporte deja ver impactos en las costas de estados que colindan tanto con el Océano Pacífico como con el Golfo de México, pero en el Edén mexicano los estragos serán mayores: aproximadamente un tercio de la entidad podría quedar permanentemente anegada.