En una dramática escalada de las tensiones por la invasión de Rusia a Ucrania, el presidente Vladimir Putin ordenó que las fuerzas de disuasión nuclear rusas se pongan en alerta máxima el domingo en respuesta a lo que llamó «declaraciones agresivas» de las principales potencias de la OTAN.

La acción significa que Putin ordenó que las armas nucleares de Rusia estén preparadas para su lanzamiento, lo que aumenta la amenaza de que las tensiones puedan convertirse en una guerra nuclear. El líder ruso también citó las duras sanciones financieras impuestas por Occidente contra Rusia, incluido él mismo.

Reunido con sus altos funcionarios, Putin ordenó al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor que pusieran a las fuerzas de disuasión nuclear en un «régimen especial de servicio de combate».

«Los países occidentales no solo están tomando medidas hostiles contra nuestro país en la esfera económica, sino que altos funcionarios de los principales miembros de la OTAN hicieron declaraciones agresivas respecto a nuestro país«, dijo Putin en comentarios televisados.

El paso alarmante se produjo cuando estallaron los combates callejeros en la segunda ciudad más grande de Ucrania y las tropas rusas ocuparon puertos estratégicos en el sur del país, avances que parecían marcar una nueva fase de la invasión de Rusia luego de una ola de ataques a aeródromos e instalaciones de combustible en otras partes del país.

Por otra parte, delegados ucranianos se reunirán con diplomáticos rusos, informó el domingo la presidencia ucraniana, en momentos en que fuerzas rusas se aproximan a la capital ucraniana.

El despacho del presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, informó vía la app de mensajes Telegram que los dos bandos se reunirán en un lugar no especificado en la frontera bielorrusa. No dio una hora específica del encuentro.

El anuncio ocurrió poco después de que Rusia anunció que su delegación había partido hacia Bielorrusia para participar en diálogos. Inicialmente Ucrania había rechazado la idea de sostener las conversaciones allí, ya que Rusia lanzó parte de su invasión desde suelo bielorruso.

La capital de Ucrania, Kiev, estaba inquietantemente tranquila después de que enormes explosiones iluminaran el cielo de la mañana y las autoridades informaron de detonaciones en uno de los aeropuertos. Solo un automóvil aparecía ocasionalmente en un bulevar principal, debido a un estricto toque de queda de 39 horas que mantenía a la gente alejada de las calles. En cambio, los residentes aterrorizados se refugiaron en casas, garajes subterráneos y estaciones de metro en previsión de un ataque ruso a gran escala.