En general, las vitaminas aportan nutrientes importantes para nuestro organismo y ayudan a prevenir enfermedades, y existen diversos tipos de vitaminas, en las que se encuentran los alimentos que se consumen en la alimentación diaria. De hecho, es importante saber que existen dos tipos de vitaminas según su solubilidad, las vitaminas hidrosolubles y las vitaminas liposolubles.

Según Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, las vitaminas liposolubles son las que se almacenan en el hígado, el tejido graso y los músculos del cuerpo. Las cuatro vitaminas liposolubles son A, D, E y K. Estas vitaminas se absorben más fácilmente por el cuerpo en la presencia de la grasa alimentaria. Respecto a las vitaminas hidrosolubles, estas no se almacenan el cuerpo. “Deben consumirse regularmente para evitar carencias o deficiencias en el organismo. La vitamina B12 es una excepción, puede almacenarse en el hígado durante muchos años”.

Así las cosas, un estudio reciente publicado en la revista ‘Alzheimer’s & Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring’ ha desvelado que consumir suplementos de vitamina D puede ayudar a prevenir la demencia, que hace referencia a una pérdida de la función cerebral que ocurre a causa de ciertas enfermedades y afecta a una o más funciones cerebrales como la memoria, el pensamiento, el lenguaje, el juicio o el comportamiento.

Cabe mencionar que la vitamina D tiene múltiples beneficios para el buen funcionamiento y desarrollo del cuerpo humano. Por un lado, ayuda a absorber el calcio, que es uno de los principales elementos que constituyen los huesos, al igual que el fósforo en el intestino, y también es muy importante en los sistemas nervioso, muscular e inmunitario. A su vez, contribuye a la prevención del raquitismo infantil, enfermedad que causa debilitamiento y deformación de los huesos.

Dicho estudio reveló que el grupo que tomaba este tipo de suplementos ha demostrado un 40% menos de diagnósticos de Alzheimer. El portal web Sevilla ABC, explica que en la investigación participaron más de 12.000 personas con una media de edad de 71 años y que no padecían demencia en el momento de inscribirse. Del grupo, el 37% (4.637) sí tomaron suplementos de vitamina D. Sin embargo, de todos los participantes, 2.696 evolucionaron hacia la demencia en diez años; el 75% no tuvo exposición a la vitamina D y el 25% tuvo una exposición basal.

Por otra parte, los efectos de la vitamina D se notaron especialmente en las personas que no eran portadoras del gen APOEe4, conocido por presentar un mayor riesgo de demencia de Alzheimer, en comparación con las no portadoras. Incluso, con estos resultados, los autores del estudio sugieren que las personas portadoras del gen APOEe4 absorben mejor la vitamina D en el intestino, lo que podría reducir el efecto de los suplementos de vitamina D, pero es importante mencionar que no se extrajeron niveles sanguíneos para comprobar esta hipótesis.

“Investigaciones anteriores han descubierto que los niveles bajos de vitamina D están relacionados con un mayor riesgo de demencia. La vitamina D interviene en la eliminación de amiloide en el cerebro, cuya acumulación es una de las características de la enfermedad de Alzheimer. Los estudios también han descubierto que la vitamina D puede ayudar a proteger el cerebro contra la acumulación de tau, otra proteína implicada en el desarrollo de la demencia”, indica el portal en mención.