Con frecuencia se escucha hablar de la importancia de la alimentación cuando de tener una buena salud se trata. La dieta es determinante para prevenir el desarrollo de diversas afecciones en el organismo y en la misma no deberían faltar los productos ricos en fibra, pues este nutriente cumple con diversas funciones que no se deben ignorar.

La fibra se encuentra principalmente en frutas, verduras, granos enteros y legumbres y si bien se le reconoce por su capacidad de prevenir o aliviar el estreñimiento, lo cierto es que brinda muchos beneficios más allá del aporte digestivo.

Por ejemplo, según los expertos, los alimentos que contienen fibra contribuyen a mantener un peso saludable y reducir el riesgo de sufrir enfermedades como diabetes, coletesterol elevado y afecciones cardíacas. Las bondades de la fibra se deben a que es la parte de los alimentos vegetales que el cuerpo no puede digerir o absorber, situación contraria a lo que sucede con las grasas, las proteínas o los carbohidratos, que el organismo descompone y absorbe.

El instituto de investigación Mayo Clinic explica que hay dos tipos de fibra. La soluble que se disuelve en agua para formar un material gelatinoso y la insoluble que promueve el movimiento de desechos a través del aparato digestivo.

El médico endocrinólogo Óscar Rosero le explica a SEMANA que cada una de estas fibras cumple funciones clave en el organismo. Por ejemplo, la soluble ayuda a reducir los niveles de colesterol en la sangre. Este nutriente se encuentra principalmente en alimentos como los fríjoles, la avena, la linaza y el salvado de avena y ayuda a controlar los niveles de estos lípidos, gracias a que disminuye los de lipoproteína de baja densidad, o lo que se conoce como colesterol “malo”.

Al respecto, el médico cardiólogo y cardioncólogo, director del Centro Cardiológico de Bogotá, Gabriel Robledo, le asegura a SEMANA que las personas deberían consumir al menos 30 gramos de fibra al día. Más o menos seis gramos por cada 100 de alimento, pues una de sus grandes bondades es, como ya se mencionó, el control del colesterol.

Los análisis en torno a este tipo de fibra también han demostrado que brindaría otros beneficios como cuidar la salud del corazón, controlar la presión arterial y la inflamación en el cuerpo.

Los beneficios de la fibra insoluble

En el caso de la insoluble, se caracteriza porque facilita la digestión y aumenta el volumen de las heces, por lo que puede ser muy beneficiosa para los pacientes que luchan contra el estreñimiento o la evacuación irregular. La harina de trigo integral, el salvado de trigo, los frutos secos, los fríjoles y las verduras, como la coliflor, son buenas fuentes de este tipo de nutriente.

Según Rosero, la alimentación rica en fibra también previene el riesgo de desarrollar enfermedades como cáncer de colon. Esto se debe a que su consumo puede reducir el riesgo de desarrollar hemorroides y bolsas pequeñas en el colon (enfermedad diverticular). Los estudios también han encontrado que una dieta alta en fibra probablemente disminuye el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.

Según los expertos, la ingesta regular de fibra también resulta favorable para las personas con diabetes. Se dice que puede retardar la absorción del azúcar y ayudar a mejorar sus niveles en la sangre. Una dieta saludable que incluya fibra insoluble también puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

De igual forma, una alimentación con un buen aporte de fibra contribuye a mejorar patrones metabólicos y a controlar el peso. Rosero asegura que lo ideal es que las personas siempre incluyan en la alimentación tanto fibra soluble como insoluble. En el caso de las frutas, en cambio de tomar el jugo, lo ideal es consumirlas puras, para aprovechar su fibra.