Por: Alejandro Echartea

 

Son apenas las 5 de la tarde y ya está oscuro en la terminal de micros de la ruta 25 Estudiantil-Central, la terminal está ubicada casi al final de la calle Río Corona en la colonia ampliación Estudiantil, en este lugar llegan y salen unidades de transporte cada 5 minutos desde las 5 y media de la mañana y hasta las 9 y media de la noche…

José Antonio Torres Dorri es el conductor de la unidad 297 en esta ruta, con 23 años de experiencia en el transporte público ha prestado sus servicios a rutas como la Libertad, Blanco 12 y 16, Liberal y a ultimas fechas en la de la Estudiantil, “la Blanco y Liberal son las mejorcitas rutas -comparadas a esta-, están mejor porque hay más gente que aquí”. El operador del transporte menciona que en esta ruta hay mucha competencia por las vías de transporte que recorren las colonias Luis Echeverría, la San Marcos, Simón Torres y las Vegas, “y uno tiene que rifársela”.

“Mucha gente se enoja por eso, porque a veces andamos recio pero la gente no entiende que a nosotros nos exigen la renta”, el veterano del transporte menciona que diariamente tienen que pagar completa la renta de las unidades que es de 700 pesos así como el combustible que puede llegar a ser de más de 600 pesos, “ya qué me quedan, 150 o 200 pesos desde las 5 de la mañana hasta las 9 o 10 de la noche que viene llegan aquí el último micro”.

Don José Antonio resalta que es mucho el esfuerzo que hacen con más de 12 horas de trabajo diario y donde apenas ganan 200 pesos al día, asimismo indicó que los usuarios desconocen el esfuerzo que tienen que realizar todos los días y que a veces son reportados injustamente por los mismos pasajeros, “a mí me vino a reportar una señora hace unos dos días aquí con el checador”.

“Decía la señora que yo la había tumbado, le dije –al checador- ‘la señora se cayó sola, iba a subirse y se pegó en el escalón de abajo’, ella sola se tropezó y vino aquí y me reportó”, Torres Dorri explicó la situación ante el delegado y el checador y mencionó que de no ser porque estos quedaron satisfechos con la misma pudo haber sido suspendido por 15 días sin goce de sueldo, “mucha gente cree que uno anda así de recio nomás porque sí, aparte tenemos nosotros los tiempos y tenemos que llegar con los relojes a tiempo para checar”.

A comparación de hace 23 años cuando iniciaba como chofer de microbús don Antonio ha visto como de unos años al día de hoy el tráfico vehicular en la ciudad se ha ido saliendo de control, “donde quiera hay bastante tráfico, que se vayan al bulevar –ahí en la hora pico- en la mañana al medio día ahí tiene que buscarle uno por donde pasar, a veces se sale uno de ruta o paga nada más minutos de más solo por estar ahí en el tráfico”, aseveró.

En esta ruta cada unidad da un promedio de 7 vueltas al día de 1 hora 10 minutos de duración cada una sumando en total hasta 8 horas con 10 minutos continuos tras el volante para cada trabajador, “imagínate desde las 5 y media de la mañana que llega uno aquí hasta las 9 y media de la noche que llega el último micro”.

Explica el chofer que anualmente reciben cursos de manejo por parte de la Dirección Estatal de Transporte Público en donde se les realiza el examen del antidoping no obstante no se les practican exámenes para determinar su nivel de glucosa en la sangre, esto, para prevenir enfermedades como la hipertensión o la diabetes, “como chofer a uno le pegan bastantes enfermedades, el azúcar principalmente, se le sube a uno muy rápido el azúcar aquí a parte de los sustos a veces porque come uno dos veces al día”.

Y es que la alimentación de los trabajadores del volante no es la adecuada, los choferes de la ruta se ven obligados a consumir comida chatarra sólo para aplacar el hambre, “no hay para más”.

 

Finalmente José Antonio señala que tampoco disponen de Seguro Social ya que cuando algún chofer se llega a enfermar de gravedad es entre los mismos trabajadores quienes por cooperación se apoyan entre sí, el tema ha sido expuesto con anterioridad ante las autoridades estatales pero no ha habido una solución a esta problemática, “ya hemos hablado mucho y a ninguna ruta les hacen caso”.