Lo que se suponía iba a ser una visita familiar en Florida para reunirse con su hermano y sobrellevar el duelo por la muerte de su madre terminó convirtiéndose en traslados constantes por una red de centros de detención de inmigración antes de llegar al polémico “Alligator Alcatraz”.

Carlos González, quien dice que pasó alrededor de ocho días detenido junto con su hermano en la instalación ubicada en lo profundo de los Everglades, en el sur de Florida, describió en una entrevista con CNN las condiciones inhumanas que enfrentan los detenidos.

González dijo que llegó a Miami con una visa de turista válida, su pasaporte y su licencia de conducir mexicana. El joven de 26 años afirmó que no planeaba quedarse en el país por más de seis meses. Sin embargo, una parada de tráfico por conducir un auto con vidrios polarizados lo puso en el radar de las autoridades de inmigración.

“Siempre tenía conmigo mis documentos y cuando me detienen les menciono que soy turista, realmente no sé cómo se mide el tinte de un coche y les entregué los tres documentos pasaporte, visa y licencia de manejar de México”.

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) que los hermanos González fueron detenidos porque Carlos estaba trabajando ilegalmente en Estados Unidos mientras tenía una visa de turista y su hermano Óscar se quedó más tiempo del permitido por su propia visa.

Durante la parada de tráfico realizada por la Patrulla de Carreteras de Florida, según el DHS, los agentes determinaron que Carlos no tenía registro de Florida para su auto y había acumulado 212 infracciones de peaje.

Tras ser detenido, contó González, fue trasladado a la cárcel del condado de Orange, donde inicialmente le dijeron que todo estaba en orden y que solo tenía que pagar una multa. Unas horas después, su situación cambió.

“Me notifican que ya no puedo salir que tengo un ‘fault’ de inmigración a lo cuál yo siempre les dije que estaba en tiempo y que tenía mis documentos vigentes. No sé por qué estaban actuando de esa manera”, dijo.

Carlos dijo que a partir de ese momento comenzó un recorrido por varios centros de detención y oficinas de inmigración, sin explicación ni asesoría legal clara. Aseguró que fue ingresado tres veces al mismo centro de detención del condado de Orange en menos de una semana.

“A la cárcel del condado ingresé tres veces; ingresé el lunes 7 de julio, luego me notificaron el día miércoles que tenían 48 horas para ir por mí los de inmigración y si no tendría que ser liberado y junto a esa carta me mandaron otra que decía que no sabían ni cómo ni cuándo entré, entonces que de esa manera yo entré ilegalmente”, dijo González.

“Cuando me la entregan yo les vuelvo a decir: tienes mi visa, tienes mi pasaporte, tienes mi récord con la I-94 de mis entradas y salidas, llegué a Miami en avión, eso fue el miércoles, pero nunca me escucharon”, añadió.

En una de esas ocasiones, dice, fue llevado a una oficina de inmigración en Orlando durante varias horas, y posteriormente reingresado a la cárcel.

“No dejaban que se cumplieran 72 horas cuando me volvieron a sacar otra vez a una oficina de inmigración en Orlando y me tuvieron unas dos tres horas ahí y me volvieron a ingresar otra vez a la cárcel de Orange County. Entonces era: ‘no te suelto pero no te digo qué va a pasar contigo’”, contó González.