En los últimos años, dormir bien se ha convertido en un desafío creciente con serias consecuencias para la salud. La falta crónica de sueño no solo genera fatiga, sino que está directamente relacionada con enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo, obesidad, diabetes tipo 2 y un sistema inmunológico debilitado. Además de trastornos que interrumpen el descanso profundo, generando un desgaste físico y mental significativo.

“El sueño insuficiente también afecta el equilibrio emocional, favoreciendo la ansiedad y el estrés”, señalan diversos especialistas. Frente a este panorama, subrayan la importancia de adoptar hábitos que favorezcan la calidad del descanso, lo que se conoce como “higiene del sueño”.

En un contexto en el que más del 75% de los argentinos reporta algún tipo de alteración del sueño, la doctora Stella Maris Valiensi, presidenta de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño y referente del Hospital Italiano, presentó un decálogo de hábitos esenciales destinados a fomentar un descanso nocturno reparador. Estas prácticas, conocidas como higiene del sueño, apuntan a establecer rutinas consistentes y entornos favorables para prevenir o mitigar los trastornos del sueño.