Cada una en su área, pero las dos, identificadas con el deseo de servir y de que Victoria, Tamaulipas, persiga y alcance la meta de convertirse en una ciudad que modele un nuevo rostro y que lo presuma con orgullo.
De ella, de Blanca Guadalupe Valles Rodríguez, candidata del PRI a la diputación por el XIV distrito de la capital tamaulipeca, se ha escrito hasta la saciedad sobre su trayectoria y no requiere de un espacio más para que los electores la identifiquen.
Pero ha saltado a la palestra electoral otra mujer con quién comparte uno de sus nombres, Silvia Guadalupe Acle Guerrero, su rival por el PANAL por el mismo distrito y quién sí necesita que los medios le froten la mejilla porque es un elemento que vale, que se ha cotizado como profesionista y que merece incursionar en la política con éxito.
A Silvia Guadalupe la conozco y sé de su calidad humana, de su indudable capacidad intelectual y de su buena intención por inyectar en los niños estudiantes la dosis exacta para que despierten, para que conozcan y amen a su ciudad y para que hagan de la cultura una opción que los inspire y que los empuje a convertirse en hombres y mujeres de calidad.
Apenas si asomó la cabeza como candidata a diputada del PANAL por ese distrito y a ella ya la empiezan a hacer trizas sus detractores, quienes con mala fe hablan de que es propietaria de una buena cantidad de plazas en el sector educativo y de que se llena su modesta bolsa de mano con fajos de billetes como Coordinadora del Programa “Victoria, Ciudad Educadora”, que opera a nivel internacional.
Nada más banal, porque ella, que en su haber tiene un Doctorado en Educación valorado por la UAT, es propietaria de solo dos plazas, una a la que se hizo acreedora como maestra normalista y, la otra, producto de que se la cedió su hermana ya fallecida hace muchos años para que tuviera la capacidad de atender sus problemas económicos, a pesar de lo cual puede presumir hoy de que varios de sus hijos son cotizados profesionistas.
Para ella la vida no ha sido sencilla porque se vio obligada a sacar adelante casi sola a su familia y no obstante se da su tiempo para figurar a la cabeza de “Victoria, Ciudad Educadora”, desde la cual a impartido conferencia en Lyon, Francia y en Genova, Italia, así como en diversos puntos de nuestro país.
Por cierto, como Coordinadora de ese programa ella no percibe salario y es el ayuntamiento local el encargado de pagar la cuota a una organización internacional para que Ciudad Victoria permanezca en su seno, con base a que el objetivo que se persigue es impulsar el conocimiento, la cultura y la recreación entre los niños victorenses.
Es así como Silvia Guadalupe se multiplica para organizar visitas al Congreso de Tamaulipas, al Museo Tamux y a Palacio de Gobierno, entre otros edificios públicos, pero ha sido capaz también de dictar conferencias a los hijos de presos del penal local, entre quienes con devoción impulsa la lectura y la escritura.
Por su trabajo, se ha abierto la posibilidad de que Victoria sea la sede del próximo Congreso Internacional de Educación, en el cual intervendrían por lo menos 400 ciudades del mundo, un sueño que siempre han acariciado nuestras autoridades estatales y municipales.
Su lucha por rescatar nuestra cultura y tradiciones ha sido titánica, por eso ella merece que su reputación quede fuera de toda duda.
Ahora, incursiona en la política, algo nuevo para ella, pero como es una mujer firme, de convicciones y con una mentalidad abierta, va con todo para que con el apoyo del magisterio se luzca en el proceso electoral local de julio próximo.
Son, Blanca y Silvia, dos atractivas cartas que están sobre la mesa.
Dos, Lupes, que tienen lo suyo y que el elector tendrá que juzgar.
Directamente en las urnas.
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