El origen de la historiografía occidental se remonta a Grecia; el hombre griego no contaba más que con su vista, que era sensible y racional, lo primero que investiga es el mundo natural, ahí encuentra el orden, después empiezan a despegarse de sus creencias y por último comienzan a descubrir la verdad, abandonan el verso por la prosa, para resaltar que está contando la verdad de lo que ve.

Carbonell, en su libro “La historiografía”, señala que una sociedad no se descubre jamás tan bien que como cuando se proyecta tras de sí su propia imagen. Es decir, cuando tiene una memoria histórica; y que sin la escritura la memoria se mantiene pobre, frágil y confusa.

Pobre porque depende solo de las capacidades del cerebro; confusa porque la memoria transmite lo que está fuera de tiempo, es decir, el mundo irreal. Frágil, porque la memoria histórica lo es más que la mítica, ya que por ejemplo, las vicisitudes políticas imponen a veces prudentes amnesias.

Así, la historia se enfrenta a una triple tentación, que la aleja del camino trazado por los dos primeros grandes historiadores griegos reconocidos como padres de la Historia, Herodoto y Tucídides.

La tentación retorica, cuando a la historia la confunden con el arte de la oratoria, que solo servirá para argumentar en el orador. La tentación política, la que se escribe para servir a compromisos concretos y la tentación ética, que sirve solo para la enseñanza moral.

Collingwood, en su libro “La idea de la historia”, asume que debe ser considerada como una ciencia y cumple con cuatro características fundamentales: la ciencia averigua cosas y en este sentido la historia es una ciencia; averigua los actos del hombre realizados en el pasado; la historia procede interpretando testimonios; la historia sirve para el autoconocimiento humano. Entendiendo que su valor es enseñarnos lo que el hombre ha hecho y en ese sentido nos enseña lo que el hombre es.

Por lo tanto, las características de la historia son: Qué es científica, significa que empieza con preguntas de algo que no se sabe, mientras las leyendas empiezan por algo que ya se sabe y se escribe.

Qué es humanística porque platea preguntas sobre los hombres en un tiempo pasado preciso; es racional, porque la respuesta que ofrece tiene ciertos fundamentos, es decir, fuentes que respaldan estas respuestas. Es también una instancia de auto-revelación, porque le dice al hombre lo que es el hombre, diciéndole lo que ha hecho.

Collingwood señala que tres de estas cuatros características se cumplen en  el libro “Averiguación” escrito por Herodoto, razón por la cual se le considera como el primer libro de historia escrito en nuestra cultura occidental. Historia es una palabra que significa averiguación y es una invención en la mente de este griego y tiene como propósito contar las hazañas de los hombres. Su propósito es que esas hazañas no caigan en el olvido.

En cuanto a Tucídides, se convierte en el otro padre de la historia,  al escribir “Guerra del Peloponeso” libro donde nace el método y la inteligencia histórica, crítica de fuentes e investigación racional, el espacio y el tiempo se mueven de manera coordinada a pesar de que es un desorden cronológico: Trata primero el futuro, “esta guerra habrá de tener terribles consecuencias”, después se hunde en el pasado más remoto, salto adelante, salto atrás y comienza las causas inmediatas, causa profundas, causas lejanas.

La primera parte de la guerra, Tucídides la vive el en carne propia es actor y espectador y permite conocer todo lo que mueve los hechos, la segunda la vive en el destierro, la ve de lejos fríamente y escuchando las versiones encontradas de los dos bandos. A este hecho y a su carácter racional y político  se le debe la objetividad que alcanzó el libro.

“Guerra del Peloponeso” está compuesto por ocho libros y podemos distinguir tres partes; la primera es lo que se conoce como arqueología, es el libro uno. La segunda parte abarca del libro dos hasta el capítulo 23 del libro quinto, que llega a “La Paz de Nicea” que es el fin de la primera etapa de la guerra. Forma la tercera parte el resto de los libros.

Tucídides supera a Herodoto con un avance gigantesco, se enfrenta a la historia con un espíritu profundamente crítico  y racional y reconoce en el método histórico dos reglas: no creer ni dar crédito a los poetas porque adulteran la verdad en busca de la belleza de expresiones. La segunda es la de acercarse con escepticismo  a todas las fuentes.

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