Agencias.- Los pobladores que viven bajo el volcán, al que llaman con familiaridad Don Gregorio, llevan días poniéndole ofrendas: mole, elote, cerveza y hasta pulque. Le levantan altares, le rezan y le cantan al Popocatépetl porque consideran que está “enfermo”. En cierto modo es así. Las autoridades mexicanas elevaron este domingo el nivel de alerta ante el riesgo de actividad explosiva y lluvia de ceniza del volcán y prepararon al ejército por si fuese necesario evacuar a las cerca de 70.000 personas que viven en su falda.

El Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred) ha decretado la alerta amarilla fase tres, a un paso previo a la alerta roja. En caso de que esta llegase, los habitantes de diferentes localidades de los Estados de México, Puebla y Morelos tendrían que ser desalojados. Si el volcán entrase en erupción, según detalla el plan oficial, las campanas de las iglesias sonarían y los habitantes tendrían que reunirse en la plaza central a la espera de que los militares los trasladasen. Hay ya preparadas hasta 10 rutas de evacuación y albergues para alojar a los que llevan viviendo toda la vida bajo la amenaza del volcán.

Situado a 70 kilómetros de la Ciudad de México, este gigante de 5.452 metros de altura entró en actividad hace semana. El martes emitió fragmentos de material incandescente y una fuerte lluvia de ceniza que afectó a las comunidades vecinas. El aeropuerto de Puebla tuvo que ser cerrado durante algunas horas, ya que en algunas partes se formaron capas de ceniza de dos milímetros de grosor.

Las autoridades consideran que están preparadas para enfrentar cualquier situación. El Gobierno de Puebla tiene coordinados desde la madrugada del domingo a 2.000 elementos dispuestos a actuar. “Estamos en alerta máxima”, expresó el organismo en un comunicado. Informó a la población que está prohibido el paso a un radio de seguridad de 12 kilómetros del volcán y que se está controlando el paso de coches entre las comunidades más cercanas. Jesús Morales, el titular de Protección Civil, añadió que todos los habitantes tienen instrucciones precisas de cómo actuar: tienen que tener guardados en una bolsa de plástico sus documentos oficiales y una linterna y estar en todo momento pendientes de la radio.

El Popocatépetl tuvo mucha actividad en 1919 y 1924. Tras eso entró en un periodo de calma y solo de vez en cuando lanzaba fumarolas. La actividad de este fin de semana estuvo acompañada de emisiones de vapor de agua y gas. Tres de esas exhalaciones llevaban consigo una parte de ceniza. Recientemente emitió lava en 1994, 1997 y 2001. Cuando se reactiva con fuerza lo hace expulsando mucha ceniza que afecta sobre todo a Puebla pero que puede incluso alcanzar al DF.

El incremento de la actividad sísmica del volcán ha hecho que el ejército se desplace hasta el lugar. Más de 100 militares patrullan las comunidades pero en caso de que se activase la alerta lo harían unos 500 uniformados. La Secretaría de Defensa Nacional tenía pensado estos días realizar un simulacro para que todo el mundo estuviese preparado llegado el momento.

Los que viven por allí están al tanto de las indicaciones de los gobernantes pero mientras tanto aplican sus propios remedios. Le encienden velas al volcán para que sane. Por si acaso le agregan jerez, anís y agua bendita para calmar a un volcán cada vez más enrarecido.