Chilpancingo, Guerrero.- «Yo creo que se puede lograr la paz, porque se ha podido dialogar con ellos. En la medida de mis posibilidades, yo los invito a que no cometan crímenes, que no secuestren, que no cometan delitos. De alguna manera yo prefiero estar cerca de ellos que estar lejos o ser su enemigo”, dijo Salvador Rangel, obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, en el Estado de Guerrero.

El jerarca indicó en entrevista que “si el gobierno dialoga con ellos para simplemente delimitar los territorios, para que no se invadan unos a otros, sería una manera de poder empezar a sembrar un poco de paz en esta tierra. Yo estoy seguro de que en este diálogo se pueden conseguir muchas cosas”.

Sobre el asesinato de los sacerdotes Iván Añorve Jaimes y Germaín Muñoz García en Taxco, Guerrero, el obispo señaló que “desgraciadamente la muerte atrapó a estos dos sacerdotes; ustedes saben que el estado de Guerrero es uno de los más violentos”.

En cuanto a las fotos del padre Germaín portando armas, el obispo Rangel detalló que el padre trabajaba en una parroquia donde están las minas de oro “y él, para poder acudir a sus comunidades a celebrar la misa y sacramentos, tenía que cruzar esos territorios, donde está lleno de narcotraficantes, y de tanto pasar, de ir y venir, tenía que hablar con ellos, dialogar. Se hizo amigo de ellos no en el sentido que perteneciera a estos grupos, sino para poder tener el acceso libre.

«Creo que fue una grande imprudencia del padre. Hablé con él, le dije que fue una gran imprudencia haberse tomado estas fotos”, lamentó.

Obispo Salvador Rangel