México (Agencias).- Al iniciar los foros en torno a las reformas constitucionales propuestas por el Ejecutivo en materia energética, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas sostuvo esta mañana en el Senado de la República que la iniciativa del gobierno para reformar los artículos 27 y 28 de la Constitución es una iniciativa privatizadora “dígase lo que se diga”.

Cárdenas subrayó que el gobierno no habla de la reforma de modificar el 28 constitucional, de las consecuencias que ello traería, “que no puede sino calificarse de falaz, pues oculta a la opinión pública información vital para formarse un juicio informado”.

El cambio en el 28 constitucional cancelaría la condición de tareas estratégicas a los hidrocarburos y a la electricidad (ni siquiera alcanzan en la iniciativa del Ejecutivo la calidad de prioritaria) abriendo la posibilidad de que el Estado fuera totalmente desplazado de los sectores petroleros y eléctrico e incluso estaría autorizado para deshacerse de todos los activos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) al dejar sin materia lo establecido en el párrafo cuarto del artículo 25 constitucional.

Cárdenas Solórzano sostuvo ante los senadores de todos los partidos políticos, esto es, “al no ser ya estratégicos los sectores de los hidrocarburos y de la electricidad, los órganos que los manejan hoy, Pemex y CFE, podrían, de acuerdo con la constitución modificada, dejar de ser propiedad gubernamental. Pemex y CFE todo lo que poseen podría ser vendido, privatizado”.

Cárdenas, subrayó que el Estado perdería la exclusividad en el manejo de las áreas estratégicas de la industria petrolera, desde la exploración y la explotación de los yacimientos hasta la transformación industrial del recurso en la refinación y petroquímica.

Otra consecuencia muy grave de cancelar la condición de estratégicos a los sectores petroleros y eléctrico, sería que quedarían sujetos a las estipulaciones del acuerdo de libre comercio de América del Norte, el TLC.

Por más que en el medio oficial ahora nos hable de la modificación del 28, la iniciativa deja ver con claridad meridiana la intención de desplazar a Pemex de toda la cadena productiva del petróleo, substituyendo a este organismo, al que hasta ahora el Estado ha encomendado de manera exclusiva la conducción de la industria petrolera, por particulares.

Esto es, se está ante la gravísima perspectiva de que las compañías expropiadas en 1938, ahora con otro nombre vuelvan a ser las que decidan cómo se manejan y sean las principales beneficiarias de la explotación de los yacimientos de hidrocarburos mexicanos.

Cárdenas insistió en que la iniciativa gubernamental es privatizadora, “la propuesta progresista no es, de desde ningún punto de vista, una propuesta que desconozca el papel de la inversión privada en el desarrollo del país y en particular en la industria petrolera”.