En sólo cuatro años el pequeño pueblo italiano de Bormida, en la región de Liguria, ha crecido en cuatro habitantes. Hoy en esta localidad a dos pasos del mar están empadronados 394 residentes. Y los números siguen bajando. Es por eso que su acalde, Daniele Galliano, ha propuesto regalar 2.000 euros a quienes decidan ir a vivir a su pueblo como método para combatir la despoblación.

De momento no es más que una idea. «Y para evitar equivocaciones -aclara el alcalde- me gustaría decir que el bando de alquiler estará preparado en dos meses». El proyecto está en fase de estudio pero la noticia se ha extendido como la pólvora a través de los medios locales.

No es la primera vez que Galliano ha intentado atraer a nuevos habitantes hasta su pequeña localidad. En 2014 el Ayuntamiento de Bormida puso a disposición de los nuevos habitantes el alquiler de viviendas propiedad del consistorio por un precio de entre 50 y 120 euros. Si la junta local aprueba la propuesta del primer edil, además de la vivienda, los nuevos habitantes de Bormida podrán disfrutar de 2.000 euros extra.

Esta pequeña localidad en la provincia de Savona no es la única que lucha contra la despoblación en Italia. Según los datos de la asociación medioambiental Legambiente, existen alrededor de 1650 núcleos rurales en Italia en peligro de desaparición. A principios de este año el Ministerio de Cultura lanzó el proyecto ‘2017 Anno dei borghi’, una iniciativa dirigida a promover el turismo local en los pequeños pueblos del territorio para evitar su desaparición. Pero el principal problema sigue siendo la falta de oportunidades. «Los pequeños núcleos rurales se despueblan porque no hay trabajo», reconocía durante la presentación del proyecto el ministro de Cultura, Dario Franceschini. «Pero si se crean puestos de trabajo, vuelven incluso los jóvenes».

Un nuevo concepto de turismo: el hotel horizontal

Para combatir este grave problema, más allá de un alquiler económico o 2.000 euros de incentivo, muchas pequeñas localidades italianas que estaban prácticamente desaparecidas están cobrando una nueva vida gracias a la difusión de un nuevo concepto de turismo y rehabilitación urbanística que en Italia se ha dado a conocer como ‘hotel horizontal’.

Se trata de un grupo de personas que trabajan para recuperar un viejo núcleo urbano despoblado, un pueblo fantasma. Se elije una casa como ‘centro’ y aquí se instala la recepción, el restaurante o los espacios comunes que se deseen. El resto de las casas funcionan como si fueran las habitaciones. De esta forma todo el pueblo se transforma en un gran hotel.

La idea nació gracias a Giancarlo Dall’Ara, un profesor de márketing turístico en la Universidad de Perugia, que decidió poner en práctica esta rehabilitación urbanística por primera vez en los años ’80 en la región de Friuli Venezia Giulia para recuperar los pueblos destruidos tras el terremoto de 1976. Una iniciativa que en los últimos años se ha extendido por todo el territorio nacional gracias al apoyo de las instituciones y que atrae cada año a miles de turistas nacionales y extranjeros con ganas de vivir unas vacaciones diferentes en un típico pueblo italiano.