Cuando se privatizó el servicio telefónico, en el sexenio presidencial de Carlos Salinas de Gortari se nos dijo a los mexicanos que la inversión particular sería determinante para mejorar la atención al cliente y que las tarifas bajarían mejorando la economía de las familias, sin embargo, ha pasado el tiempo y el teléfono sigue siendo caro y deficiente pero las ganancias han convertido a Carlos Slim Helú en el hombre más rico del mundo.

Luego se vendieron los Ferrocarriles nacionales y se nos ofreció que contaríamos con un moderno sistema de transporte tanto de carga como de pasajeros pero la situación es tan patética que los estados y los ayuntamientos buscan recursos en forma desesperada para remodelar las antiguas estaciones que lucen en el más completo abandono; por supuesto que los proyectos de modernización siguen durmiendo.

Actualmente se debate una reforma energética de hondo calado como dicen los impulsores encabezados por el presidente Enrique Peña Nieto quien, para no variar, nos está ofreciendo que en un año, a partir de los cambios legislativos, podríamos tener gas y energía eléctrica más barata porque empresarios nacionales y extranjeros están ya listos para venir a ayudar a nuestra maltrecha economía.

Es muy probable que la iniciativa neoliberal sea aprobada en breve pues los partidos integrantes del Pacto por México están muy comprometidos con EPN y el único opositor a la privatización de Petróleos Mexicanos es el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador quien se encuentra prácticamente aislado políticamente, además, los medios nacionales le acusan todos los días de respirar por la herida de la derrota electoral presidencial.

El niño Dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo, sentenció hace muchos años el vate Ramón López Velarde en  su Suave Patria y a los problemas de corrupción, inseguridad y crisis financiera, se suma  la avaricia que se prepara para el (tal vez inminente) asalto final  a la empresa emblemática de la soberanía nacional y del nacionalismo revolucionario que abanderó el PRI y el Estado mexicano durante décadas.

En otro orden, el programa Hábitat de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) vincula la política urbana y social para mejorar las condiciones de vida de quienes habitan en zonas urbanas con pobreza y abatir el rezago en el acceso a servicios básicos e infraestructura; promueve y apoya obras dirigidas al desarrollo urbano y social con el objetivo de mejorar las condiciones del entorno y proporcionar una vida digna.

Con este programa se apoya a zonas ubicadas en ciudades de al menos 15 mil habitantes con altos índices de pobreza que presenten déficit en infraestructura, equipamiento y servicios urbanos; se apoya a colonias o barrios que, además de presentar pobreza tengan condiciones de inseguridad y en ellas se realicen intervenciones dirigidas a la prevención social, mediante estrategias de diseño urbano, cursos y talleres enfocados a los niños, jóvenes, adultos mayores, mujeres y personas con discapacidad.

Hábitat también apoya a los centros históricos de las ciudades inscritas en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, como son Campeche, Morelia, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Zacatecas, Distrito Federal -incluido Xochimilco-, Guanajuato y San Miguel de Allende en Guanajuato y Tlacotalpan en Veracruz; este programa de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano contiene tres modalidades: mejoramiento del entorno urbano, desarrollo social y comunitario, y promoción del desarrollo urbano.

En la modalidad de mejoramiento urbano se introducen o mejoran las redes de agua potable, drenaje, electrificación y alumbrado público; se llevan a cabo trabajos de pavimentación, empedrado, guarniciones, banquetas y vialidades; se realizan obras para la prevención de riesgos originados por fenómenos naturales y se dispone de apoyos para la recolección y reciclaje de residuos sólidos y saneamiento del agua.

En cuanto a la promoción del desarrollo urbano se elaboran o actualizan los planes y programas municipales de desarrollo urbano, además de fortalecer los institutos municipales de planeación; en la modalidad de desarrollo social y comunitario, se promueve la creación de Centros de Desarrollo Comunitario, elemento pivote del programa, donde se llevan a cabo acciones para fortalecer la organización y participación comunitaria, el desarrollo de capacidades individuales, la promoción de la equidad de género y la prevención social.

La información divulgada aquí señala que con todas estas acciones, Hábitat contribuye en el cumplimiento de los objetivos de la Cruzada Nacional contra el Hambre y la Comisión Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, con la participación de los tres órdenes de gobierno, ya que los subsidios federales se complementan con recursos de los gobiernos locales y los municipios son los ejecutores de las obras y acciones; cabe destacar que todos los trámites relacionados con este programa son gratuitos y que los recursos del mismo no se entregan directamente a los ciudadanos, sino que se ejercen a través de los gobiernos locales.

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