Desde hace muchos años, el deporte o los espectáculos han servido en muchos países para hacer olvidar los distintos problemas sociales. Un claro ejemplo de lo remotas que son estas costumbres, es cuando los romanos presenciaban en el coliseo las luchas de los gladiadores.
Hoy en día ya no existen ese tipo de diversiones, como alguna vez existieron en Roma. Actualmente el “pan y circo” que nos dan a los mexicanos, es el futbol.
El futbol, que hace que cada fin de semana los amigos y familias enteras se reúnan para ver los partidos. Un punto positivo del futbol, puesto que siempre será bienvenida la unión familiar.
También nos lleva en muchas ocasiones, a saciar la necesidad de triunfos, de alegrías que se ven opacadas por las dificultades de la vida diaria y los problemas cotidianos.
Un claro ejemplo de esto último, fue la final del futbol mexicano, que disputaron los equipos del América y el Cruz Azul, el pasado domingo en la cancha del estadio Azteca.
Nuestro país se paralizó y aún de manera más acrecentada al enfrentarse dos equipos populares del balompié azteca.
Los azulcremas celebraron y los cruzazulinos lamentaron la derrota de su equipo. Pero más allá de quien haya ganado ó perdido, nos divirtieron un rato, a los que asistieron al estadio y a los que vimos el partido por la televisión.
Esa es la magia del futbol. La de controlarnos a niños, jóvenes y adultos. La de enfrascarnos en discusiones tontas para ver que camiseta es mejor, o peor aún, a llevarnos a la estupidez de burlarnos de los demás solo porque su equipo perdió.
Es el encanto del futbol, que el domingo nos hizo felices aunque sea por 3 horas. Aunque hoy, en nuestra triste realidad, los mexicanos estemos enfrascados en un país violento, sin empleo y corrupto.
¡Bendito Futbol!, dirán Peña Nieto, Azcárraga, Salinas Pliego y todos los que controlan el rumbo de nuestro país, porque ahorita todos celebran el campeonato del América y pocos recordamos la miserable realidad de la que somos parte.
En fin, el balón de la crisis social, sigue rodando. Ojalá y que un día no se vuelva contra los mismos que hoy lo manipulan, desde el gobierno, y desde los estadios, donde los gritos del México insatisfecho, todavía encuentran desahogo.
El gool del descontento ciudadano, puede llegar en cualquier momento. Y el partido de Peña Nieto, apenas empieza.