Ya lo dijo él y eso produjo que rueden los rumores, que abunden y que se escurran por todos los rincones de los cafetines de la capital tamaulipeca.
Y es que el alcalde electo de Ciudad Victoria, Alejandro Etienne Llano, fue muy preciso cuando señaló que su gobierno será plural, abierto y receptivo y que se hará acompañar solo por aquellos que inspiren confianza y que, sobre todo, tengan una probada preparación.
Eso, ha dado lugar a la especulación y el nombre de ella circula de boca en boca, más aun ahora que su expulsión del Partido Acción Nacional, es inminente.
Hasta colocan su nombre al lado del de Rosario Robles Berlanga, flamante Secretaria de Sedesol Federal, por aquello de que desde un partido de oposición –el PRD- ella brincó al gabinete de Enrique Peña Nieto, no sin antes declinar a su favor, para sorpresa de sus compañeros rojillos y subversivos que ondean la bandera de la justicia y de la igualdad social.
Y es que en realidad muchos tienen razón en hacer tal comparación, porque la historia de estas dos mujeres es semejante.
Y cómo no, si Rosita Uribe Mora, ex gerente de Diconsa en Tamaulipas, también hizo a un lado los colores del PAN y, así, sin advertencias, sin amagos y sin medir las consecuencias, le patentizó su apoyo a Alejandro en un evento que le organizó y que fue incorporado a sus movimientos de campaña en esta ciudad.
Ese fenómeno no fue privativo de la capital tamaulipeca, en virtud de que en otros municipios también algunos panistas se agregaron a las campañas políticas de los abanderados priístas, por eso hoy se les ve con cara de renegados.
Sobre Rosita aquí se dicen muchas cosas más buenas que malas.
Buenas, que es una mujer que brilla con luz propia, que es ordenada, que tiene carácter y que merece una nueva oportunidad, porque está fabricada con un material que no debe de tener desperdicio.
Malas, que le metió el pie al PAN porque no la consideró para la candidatura a la alcaldía de Ciudad Victoria, no obstante de que en un primer intento que hizo en el 2004 obtuvo la nada despreciable cantidad de 47 mil votos, gracias a que desarrolló una campaña respetuosa, de cara a la población y muy intensa.
Ahora, ella se ríe fuerte y quedito sobre la desgracia que vive el partido azul por haber lanzado al ruedo a un muchacho sin experiencia, sin capital político y sin futuro, pero eso si con mucha lana y con un físico similar al de Jon Secada, lo cual, sin embargo, no le fue suficiente para acercarse siquiera al segundo lugar en las preferencias electorales.
Sea verdad o no, a quienes les encanta el rumor ubican ya a Rosita en el gabinete de Alejandro, concretamente en la Dirección de Sedesol Municipal.
Y es que está como pintada para ese puesto, porque su vocación por el servicio social quedó grabada a su paso por Diconsa, donde entregó buenas cuentas y fue capaz de integrar a un enorme grupo de colaboradores que fueron como su segunda familia.
Es, Rosita, risueña, servicial y muy receptiva, por eso puede ser que su perfil ya sea sometido a un análisis entre las muchas carpetas que ha recibido Alejandro.
Y es que como sucedió a nivel federal.
Aquí en la capital de Tamaulipas.
La Sedesol podría tener, también.
Mirada de mujer.