Todas aquellas personas que hayan sido padres alguna vez saben perfectamente que durante los primeros años de vida de un hijo o hija, los sustos son constantes. Fiebres, diarrea, sarpullidos, erupciones cutáneas, tos, estreñimiento…

Y es normal. Pues durante nuestro primer año de vida, el sistema inmunitario y la fisiología en general están pocos desarrollados, por lo que es normal que los bebés tengan más tendencia a enfermar o a presentar síntomas que, en ocasiones, se convierten en la pesadilla de todo padre o madre.

Y a pesar de la, por otra parte comprensible. preocupación que despierta, que un bebé se ponga enfermo es señal de que su sistema inmune se está acostumbrando al medio ambiente, lo que le llevará a estar protegido en un futuro de las amenazas microbiológicas.

Y, si bien es cierto que en la inmensa mayoría de casos estas enfermedades no suponen ningún riesgo real para el neonato, hay determinados síntomas y signos clínicos que sí que deberían alertarnos. En el artículo de hoy, pues, repasaremos todas estas señales que, al verlas, nos tienen que hacer solicitar atención médica inmediatamente, pues pueden ser síntoma de algún problema de salud grave.

¿Qué signos de alarma hay que vigilar?

Como venimos diciendo, es perfectamente normal que, ya desde el primer mes de vida, un bebé tenga más probabilidades de enfermar. Esto se debe a la inmadurez de su sistema inmunitario, que todavía no puede detectar ni neutralizar eficazmente la mayor parte de bacterias, virus y otros microorganismos patógenos.

Por ello, es común que muchos presenten gastroenteritis (la más frecuente), otitis (más de la mitad de niños y niñas la padecen en su primer año de vida), ictericia (la piel adopta una coloración amarillenta por un exceso de bilirrubina, un pigmento presente en los glóbulos rojos), infecciones respiratorias, infecciones de orina, infecciones cutáneas, dermatitis del pañal (las bacterias presentes en las heces producen amoníaco, el cual puede irritar la piel), reflujo gastroesofágico e incluso apnea (dejan de respirar durante más de 20 segundos).

Como vemos, las enfermedades del recién nacido pueden cursar con señales que preocupan a los padres y madres, pero, ¿siempre hay que preocuparse? No. Veamos ante qué señales sí que hay que solicitar atención médica inmediatamente. Si no aparece aquí, quiere decir que no entraña peligro. Aunque ante el menor atisbo de duda, lo mejor es hablar con un pediatra.

1. Temperatura superior a los 38 °C

Como venimos diciendo, es muy común que los bebés sufran enfermedades infecciosas y que, por lo tanto, se observe un aumento de la temperatura. Sin embargo, normalmente esta se reduce a una febrícula, es decir, unas pocas décimas. Si la fiebre es de más de 38 °C, habría que acudir al médico inmediatamente para encontrar la causa.

 

2. Temperatura inferior a los 35 °C

De igual modo, si se nota la piel muy fría y el termómetro indica que su temperatura está por debajo de los 35 °C, hay que ir rápidamente al médico y encontrar el motivo de la hipotermia.

3. Ictericia muy fuerte

Como hemos comentado, es normal que, debido a que su sistema cardiovascular está inmaduro, haya un exceso de bilirrubina en sangre, que es un pigmento presente en los glóbulos rojos. Sin embargo, si este amarillamiento es muy pronunciado y/o sucede en las primeras 24 horas de vida, hay que acudir al médico.

4. Piel azulada (o morada) en labios y lengua

Es normal que los bebés tengan las manos y los pies con una ligera coloración morada, pues su sistema circulatorio está inmaduro. Sin embargo, siempre que se observe este color azulado o morado en los labios o en la lengua, hay que acudir inmediatamente al médico, pues puede ser síntoma de una falta de oxígeno que puede provocar problemas.

5. Piel muy pálida (incluso grisácea)

La piel muy pálida o incluso grisácea no es común (como sí lo eran la azulada y la amarilla) en neonatos, por lo que habría que acudir al médico. De hecho, esta palidez suele ser síntoma de hipotermia y venir acompañada de una baja temperatura corporal.

6. Vómitos frecuentes

Los vómitos, o más bien dicho, las regurgitaciones (se hacen sin esfuerzo muscular) son muy comunes en los primeros meses de vida y no son, en absoluto, preocupantes. El problema viene si estas aparentes regurgitaciones vienen acompañadas de llantos, molestias visibles y son muy frecuentes. En este caso, ya no son regurgitaciones, sino vómitos (implican esfuerzo muscular). Hay que acudir al médico de inmediato.

7. Diarrea con moco y/o sangre

La diarrea es muy común en recién nacidos, pues ni su flora intestinal ni su sistema digestivo todavía no están bien desarrollados, por lo que las heces no se compactan como es debido. Eso sí, en caso de que la diarrea venga acompañada de mocos y/o sangre, habría que acudir al médico inmediatamente.

8. Silbidos al respirar

Los silbidos al respirar no son comunes ni en bebés ni en adultos y suelen ser síntoma de que hay una infección de las vías respiratorias bajas, es decir, los pulmones. Por ello, ante el riesgo de que se trate de una neumonía (potencialmente mortal en recién nacidos), habría que acudir rápidamente al médico.

9. Casos repetidos de apnea

Como hemos comentado, la apnea (interrupciones en la respiración de unos 20 segundos), a pesar de que preocupe a los padres y madres, es un fenómeno común entre los neonatos que no es síntoma de nada grave. Sin embargo, en caso de que esto se repita con frecuencia y pase de los 20 segundos, sí que habría que contactar con un médico.

10. Respiración agitada

Ya de por sí, la respiración de un bebé es más rápida que la de un adulto, haciendo normalmente 40 respiraciones por minuto, en contraposición a las 18 que hacemos los adultos. Y, además, tiene una frecuencia poco regular, alternando momentos de agitación y otros de calma. Sin embargo, si se pasa de las 60 respiraciones por minuto, es decir, si respira más de 1 vez por segundo, habría que consultar con un médico.

11. Llantos descontrolados

Es normal que un bebé llore, pues es su forma de comunicarse. Sin embargo, si estos lloros son muy frecuentes y los llantos son sin control a pesar de haberle dado todo lo que podía necesitar (comer, dormir, cambiar los pañales…), es posible que lo esté haciendo porque le duele algo. Por lo tanto, es mejor ir al médico.

 

12. Somnolencia

La debilidad muscular y el cansancio es muy fácil de detectar en adultos, pero no tanto en bebés. Sin embargo, es importante hacerlo ya que puede ser síntoma de que hay algún problema de salud. Por ello, ante síntomas de somnolencia y falta de movimiento, habría que consultar con el pediatra.

13. Orina menos de 5 veces al día

Por regla general, los bebés orinan unas cinco veces al día. Si observas que orina muy poco, habría que acudir al médico, pues puede ser síntoma de algún problema renal.

14. No come

El rechazo al alimento (o a la lactancia) es común en bebés, pero si se alarga en el tiempo y se observa que esto está ralentizando su crecimiento y desarrollo, habría que acudir cuanto antes al médico.

15. El cordón umbilical parece infectado

El cordón umbilical puede infectarse si no se siguen los cuidados necesarios, del mismo modo que, después de su caída, hasta que la herida no cicatrice, hay riesgo de infección. Si hay un sangrado prolongado, secreciones amarillentas, mal olor, enrojecimiento, inflamación o tarda más de 15 días en caerse, hay que solicitar atención médica.

16. Presenta convulsiones

Las convulsiones (no estamos hablando de temblores) no son normales nunca. Ante la observación de un episodio, que suele venir acompañado de movimientos involuntarios muy fuertes y mirada perdida, hay que buscar atención médica de forma inmediata.

17. Malformaciones en las fontanelas

Como bien sabemos, al nacer, los huesos del cráneo no están todavía ni bien formados ni soldados entre sí. Los pequeños huecos donde no hay tejido óseo se conocen como fontanelas y se perciben como zonas más blandas, pues no hay hueso. Tanto si se observan ligeramente hundidas como si se percibe abultamientos, hay que acudir al médico, pues puede ser síntoma de desnutrición o de inflamación cerebral, respectivamente.

18. Ha perdido más de un 10% de peso

Es normal que, después del parto, los bebés pierdan algo de peso. Sin embargo, esta pérdida no suele ser mayor del 7% y debe recuperarse (y ganarse) peso durante las dos primeras semanas de vida. Si la pérdida de peso es de más del 10% y/o no se gana masa pasados 14 días desde el nacimiento, habría que solicitar atención médica.

19. Presenta síntomas de deshidratación

La deshidratación es un problema grave en neonatos. Por ello, es de suma importancia dar de mamar (o el biberón) entre 8 y 12 veces al día. Los síntomas de deshidratación son la pérdida de peso, la somnolencia, la irritabilidad, los llantos, la palidez, labios secos, fontanelas hundidas, orina oscura y, evidentemente, el hecho de que orine pocas veces. Ante estas señales, hay que solicitar atención.

20. Orina oscura o con sangre

Un bebé sano tiene que presentar siempre una orina de color claro. Si se observa de color más oscuro significa que está muy concentrada, lo que indica que hay un problema de deshidratación o algún trastorno en los riñones. Por lo tanto, hay que solicitar atención médica. Ni qué decir tiene que si se observa sangre en la orina hay que ir al médico, pues suele ser señal de una infección urinaria grave.

21. Abdomen inflamado

Es normal que los bebés tengan el abdomen ligeramente inflamado. Sin embargo, si al palparlo notamos que el bebé se queja o llora significa que puede haber algún problema gastrointestinal que debe ser tratado cuanto antes.

22. Tos y estornudos muy frecuentes

La tos y los estornudos son comunes durante los primeros meses de vida ya que los bebés deben eliminar cualquier partícula de sus vías respiratorias. Sin embargo, si estos son muy frecuentes y se acompañan de lloros e irritabilidad (o, evidentemente, fiebre), pueden ser síntoma de que hay alguna enfermedad respiratoria. Normalmente, se tratará de un simple resfriado, pero ante la duda, hay que solicitar atención.

23. Problemas para respirar

Ya hemos comentado las peculiaridades de la respiración en bebés. Sin embargo, si observamos, además de los silbidos y respiración agitada, ronquidos, malestar, aleteo nasal, hundimiento de las costillas, malestar… Hay que solicitar atención médica para encontrar la causa de fondo.

24. Temblores

A diferencia de las convulsiones, los temblores sí que son comunes (sobre todo cuando llora) y no tienen por qué ser síntoma de nada malo. Sin embargo, si vemos que se producen muy frecuentemente y también cuando no está llorando, habría que hablar con el médico. Lo más probable es que no pase nada, pero ante la duda, mejor prevenir.