La actriz y directora Jodie Foster, de 61 años, ha revelado en su última entrevista que sufre un “ligero” trastorno obsesivo-compulsivo, pero no ha especificado si tal condición le ha sido diagnosticada por un profesional o si se trata de una apreciación personal. Lo cierto es que, a la hora de hablar sobre su trabajo como cineasta, la intérprete de El silencio de los inocentes se ha definido a sí misma como una mujer extremadamente analítica e incluso “híper focalizada”.

“Tengo dos facetas muy diferenciadas, y la de directora es mucho más fiel a cómo soy en realidad. Tengo opinión sobre todo. Soy una persona muy compartimentalizada, pienso a largo plazo y siempre tengo una perspectiva general de las cosas”, ha desvelado en conversación con la revista Interview.

La artista, casada con la actriz y fotógrafa Alexandra Hedison desde 2014, ha querido ejemplificar su dinámica obsesivo-compulsiva con su tendencia a hacer listas. “Me encanta organizar, me gusta hacer listas de cosas por hacer. Soy ligeramente híper focalizada y TOC (Trastorno obsesivo-compulsivo). Y esas cosas no son realmente buenas para la actuación”, ha confesado.

ORGULLOSA DE SUS TRABAJOS

Aunque cuenta con una dilatada y exitosa carrera como intérprete, es en la dirección donde Foster se siente “más cómoda”. Tal es así, que la artista se arrepiente de no haber firmado más proyectos como realizadora. “Pero me siento muy orgullosa de las películas que he hecho. No han sido éxitos gigantescos, pero fueron historias muy personales que significan mucho para mí”, ha añadido sobre cintas como Mi otro yo (2011), protagonizada por Mel Gibson, Jennifer Lawrence y ella misma; o Money Monster (2016), para la que contó con George Clooney y Julia Roberts.