A las cinco y media de la mañana recibí el primer regalo; la mujer que duerme conmigo me abrazó deseándome larga vida. Mi segundo regalo fue le lección de humildad de parte del alcalde Eduardo Gattás cuyo deporte favorito es cortarnos el agua; respiré profundo, me propuse no perder la compostura, tomé una cubeta y una jícara y disfruté mi baño helado de las seis de la mañana; tomé café de la Huasteca y lo acompañé con un bocadillo de pan integral para resistir mis dos horas de clase en la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades. Violeta, Arantza, María y Ana me regalaron su atención y, demostrando que están aprendiendo algo de Sociología Contemporánea, expusieron clase y dieron opiniones acerca de la primera generación de la Escuela de Frankfurt centrándose en Theodor Adorno y Max Horkheimer.

Estaba firmando la salida cuando me encuentro a la doctora Rosario quien me regala una sonrisa, un abrazo y me informa que se ha organizado un almuerzo en la mejor cafetería del Centro Universitario Victoria a donde dirijo mis pasos para encontrarme también con mi querido profesor y terapeuta Luis Humberto quien no aceptó que la doctora Clara pagara su cuenta. La charla durante el almuerzo fue otra lluvia de regalos ya que escuchar a personas inteligentes y cultas es una delicia. El largo día apenas comenzaba pues, en persona, por teléfono y redes socio digitales, siguieron llegando decenas de obsequios en forma de saludos, abrazos y buenos deseos. Elsa Fernanda, Natsumi, Rosa Gabriela, Sergio, Martín, Mayela, Benito, Jesús, Enrique, Armando, Juan, Aurora, María, Guillermo, Carlos, Alafita, Elvia, Óscar, Evelia, José, Ricardo, Lourdes y muchos colegas y amigos más me regalaron demostraciones de afecto. Por razones obvias, la mayoría de las personas que cito aquí son universitarios y/o comunicadores.

Agradezco también las palabras y acciones de cariño de amigos de diversos ámbitos que me buscaron y/o se comunicaron para desearme lo mejor por haber completado mis primeras 68 vueltas al sol. Muy agradecido con Felipe, Nora, Alfredo, César, Manuel, Joel, Cuauhtémoc. La familia no podía faltar; con el pretexto del cumpleaños me reuní para comer (Gracias Clara), con mi madre, con mis hijas Victoria, Andrea y Xiomara y con sus respectivos hijos Eleno, Fernanda y Maximiliano. Por la tarde me reuní con mis alumnos Alexis, Ari y Ana para afinar lo relacionado con los temas que desarrollarán en el Taller de Heurística. Todo lo anterior sucedió el jueves primero de febrero, pero el viernes dos de febrero, Día de la Candelaria, seguí recibiendo obsequios pues en la FCEH que dirige la doctora González Quintero nos sirvieron una buena dosis de barras energéticas con empaque biodegradable (los tradicionales tamales). He tenido muchas satisfacciones en mi vida, sin embargo, creo que el jueves reciente he recibido los mejores regalos emocionales y/o espirituales. De los obsequios materiales que me hicieron mis hijas me encantaron la camisa de franela y la gorra de los Dodgers.

Apelando a la tolerancia de mis posibles lectores diré también que lo ocurrido el viernes en la asamblea universitaria ha significado otro regalo para mí y para toda la comunidad estudiantil y docente de la máxima casa de estudios pues, se definieron las candidaturas de Dámaso y Maribel para la Rectoría de la UAT. La percepción es que todos los aspirantes que se registraron también ganaron. De hecho, todos ganan en la inclusión, la tolerancia y la democracia. En la votación, seguramente, ganará el mejor.

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