Por la sangre comienzan a circular las motocicletas en el bulevar. Y la ciudad creció como las muchachas del pueblo, peinándose en los múltiples espejos del suelo, esperando el transporte público.

Una muchacha que mira es la ciudad. Y, con el sol entre las persianas, la muchacha mira y extrañamente o por coincidencia viral los semáforos comienzan a funcionar.

Cuando abre los ojos la ciudad ve el techo, después las cobijas como bobinas desenvuelven los cuerpos y las escasas pertenencias. El sol se asoma en el copete de la montaña y aquí estamos los apostadores. No sé fue nadie.

Si llueve, la ciudad es un barco que navega al sur del océano con la proa al norte. No bien salimos de la cuarentena, no bien salimos al aire turbio, húmedo y granizado en los ojos. La calle es el vidrio de una ventana por donde escurre el agua. Comienzan a abrirse las tiendas con las señoras sonrientes.

La lluvia moja las calles y huye pronto por entre las escurridizas alcantarillas e insospechados canales. Luego desaparece para volver más tarde en una nube gruesa con palomas blancas y poemas no escritos aún en los parques solitarios. Nos quedamos nosotros.

Nos mira en los célebres sitios en donde cubrirse del inclemente sol del mediodía o protegerse de la llovizna profética. La ciudad es cada casa vacía. No obstante, cada mañana la muchacha enciende un fuego y hay pan y sal en la pequeña cocina.

La ciudad es muchacha que mira la lluvia. La calle es una parte de su vida, pero también hay largas caminatas en pareja con las tardes en una oscura banqueta. La muchacha sonríe todo el tiempo, usted lo sabe, así son las muchachas. Más frente a un plato de flautas de harina.

Ciudad detrás de otra. Háblale a todas las ciudades que somos cuando decimos que no y es un sí a todo. Cuando perdimos todos los partidos excepto uno y es el que recordamos en los vídeos de un radio que transmite por la red.

Muchacha, si llueve como en tu pelo, se oscurece y comienza la noche. Al otro extremo y en este muevo un dedo para buscarte. Subí un elevador, estoy llegando a los párpados, el eje vial de allá para acá es bajada. Todavía vivo en el fovissste y me sé todas las historias nubladas.

Por los hombros de la montaña va bajando el que baja rodando. Dese hace días no baja alguien con suficientes ganas de tomarse una foto en el aire. De los rincones baja el aire de la muchacha que a la vez de que nos seduce respira el humo de los cigarros y de los carros.

Muchacha que mira el paso apresurado de un coche y de nosotros. Muchacha que un día en un libro leyó su pasado de carros pequeños arrastrados por caballos en un libro de la biblioteca Marte R Gómez. De esta ciudad es la luna cada que se acuerda.

Muchacha de ciudad que mira el centro lleno de gente y conversa con todos.

En las esquinas la gente le piensa un poco si volver a sus orígenes o quedarse a vivir en el centro a ver los aparadores entre la niebla de una venta nocturna; pero alguien, un intendente, baja las cortinas de la tienda y la muchacha cierra los ojos de la ciudad y se queda dormida.

TENGO OTROS DATOS

GOBERNADOR DE TAMAULIPAS AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, SE REUNIÓ CON CLAUDIA SHEINBAUM

El gobernador de Tamaulipas Américo Villarreal Anaya, se reunió en la Ciudad de México con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum y los gobernadores del noreste de México. En ese marco, Américo Villarreal presentó los proyectos prioritarios del Estado para seguir trabajando en beneficio de las y los tamaulipecos. La propuesta ante la presidenta electa es el tema prioritario del agua, seguido por la infraestructura de las carreteras.

Con ello los gobiernos del Noreste confirman su unidad para seguir haciendo equipo para que la transformación en Tamaulipas y en los Estados del Noreste continúe.

HASTA LUEGO