Luego de las vacaciones, los excesos gastronómicos y los buenos deseos para todos en el año que comienza, pensé en un principio dedicar mi primer texto periodístico del año a los acuerdos del presidente Enrique Peña Nieto, a las acciones del gobernador Egidio Torre Cantú o a las elecciones de este año en la entidad, sin embargo, prefiero compartir las siguientes líneas sobre el argentino universal apoyándome en un excelente reporte elaborado por el joven escritor tamaulipeco Eleazar Caballero.
…Vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra
vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo…; al hablar de un visionario como Jorge Luis Borges es imposible no mencionar lo que para muchos es su mejor cuento, donde nos lleva a este su mundo magnifico y nos permite echar un vistazo a su talento.
Personalmente me abstendré de decidir si esta es su mejor obra o que tan recóndito significado llega a tener este escrito en filosofía, literatura y en el propio Borges, pues conozco lo suficiente mis actuales habilidades y miedos para entender que cualquier intento de profunda explicación sería vana, infundada y torpe; empecemos…
La historia en primera persona comienza con el narrador, (curiosamente llamado Borges y posiblemente siendo un reflejo de el mismo autor), contándonos sobre la agónica muerte de su amada Beatriz Viterbo y el sentimiento de melancolía y desesperanza que le deja el comprender que, para lo que él es un suceso que lo marcará para siempre, para el universo solo es algo que ya se ha empezado a olvidar.
Ante tal amenaza, él decide aferrarse a su recuerdo y visitar cada 30 de abril (fecha de cumpleaños de Beatriz), la casa donde ella vivía y que ahora era habitada por su padre y el primo de esta: Carlos Argentino Daneri; también Borges deja entrever que su afecto no era correspondido…vemos como año tras año la antigua casa de Beatriz ubicada en la calle Garay es visitada por el protagonista, que usando una estratagema consigue a partir de cierta ocasión, ser invitado a cenar; Borges va formando una “engañosa amistad” con Carlos Argentino, terminando por convertirse en su confesor literario.
Cierto día reunidos en un café de la calle Garay, Carlos le pide a nuestro protagonista que Interceda por él ante Álvaro Melian para que este acepte embelesar el prólogo de una obra poética que planea ya pronto publicar; Borges solo asiente aunque en realidad decide no ayudarle; tiempo después el narrador aun teme alguna llamada colérica de Carlos Argentino, pero el día que este decide hablarle se impresiona de que no es sobre el asunto de Álvaro Melian, sino mas bien sobre los dueños de la cafetería y del antiguo hogar de Beatriz, que planean demoler la casa para ampliar su negocio.
Borges se lamentó, pues esa casa era el gran recuerdo de su amada, Carlos le contó que interpondría una demanda a los dueños por daños y prejuicios, y que la casa era extremadamente importante para terminar su poema, entonces lo reveló, en un ángulo del sótano de la casa existía un Aleph: uno de Los puntos del espacio que contienen todos los puntos.
Borges y Daneri charlan al respecto de cómo Carlos encontró el Aleph en su niñez; nuestro narrador decide ir inmediatamente a la casa de Garay pensando que Carlos es un loco y que Beatriz, dentro de la veneración que él le tenía, también tenía comportamientos que quizás eran resultado de algún mal patológico; Borges aceptó al fin el placer que le causaba la locura de Carlos, pues siempre se habían aborrecido.
Borges llega al fin a la casa y después, al saludar el retrato de Beatriz de una manera solemne, es cuando el lector se da cuenta de el nombre de nuestro narrador, lo cual al leer el relato y enterarnos de esta verdad, es ciertamente impactante; aparece Daneri, después de algo de cháchara con Borges, le Permite entrar al sótano a ver, al fin, el grandioso Aleph…
En completa oscuridad y con muchas dudas, Borges logra ver la pequeña esfera, (empieza a aparecer un lenguaje que nos lleva a la emoción de este encuentro) nos narra la extraordinaria experiencia de ver toda la majestuosidad y horror de el universo en un único punto, explicándonos lo imposible que le es al lenguaje representar algo así, ya que solo puede intentar descifrarnos la experiencia de una manera sucesiva.
Nos cuenta como en esta pequeña esfera de tres centímetros de diámetro, logró ver infinitas cosas desde todos los ángulos posibles del universo, así nos va llevando a lo largo de una narración llena de Imágenes y sensaciones, culminando con el párrafo que me permití poner al principio de este reporte, y que me tomaré el lujo de volver a nombrar:…vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra Vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo…
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