Leídas con el misterio de quien camina por un mundo desconocido, el pequeño viaje inicia y termina en una cuartilla y la historia se puede adivinar en los ojos de la lectura muda de una carta, así sea la última.
Aveces llegaban cartas a Ciudad Victoria. Desde temprano el cartero se había anunciado y decían haberlo visto comiéndose un Gansito con un refresco. Los niños habían visto de cerca, lo más que pudieron, las enormes mochilas por lado y lado de la bicicleta, repletas de cartas.

Los más chiquillos habían visto, pero no dijeron por dónde se había ido el cartero, ni qué había dicho, ni dónde había puesto sus ojos por última vez. Tampoco a esa edad uno se anda preocupando por la fugaz figura del cartero andante, del individuo flacucho con bici.

Cada carta que llevaba el cartero, sería tomada entre las manos grasientas de los destinatarios felices o por las tersas manos de las mamás, suaves de tanto lavar ropa.

Mientras descansan. Ahí en el suelo de la tienda, con sus historias, en pequeños sobres con timbre, las misivas aquellas parecen inofensivas. Luego la voz de la ocarina cruza los campos de fútbol donde se levanta el polvo y la última carta se entrega muy a tiempo a una señora que llegó corriendo atrás del cartero con el alma en un hilo: «Señor, yo soy ese nombre». Y el cartero se detiene.

Hay cartas que el cartero ya quiere entregar y tal vez nunca serán escritas. Es otro mundo. Hay cartas que llegan de lejos sin un remitente sin alguien a quien agradecerle unas palabras con letra pegada y sin faltas de ortografía.
Hay cartas que el cartero escribe para las almas solitarias. No se lo digan, no digan que saben cuando lo vean pasar en la bicicleta.

Más que un oficio el ser cartero era un mago especializado en cartas. Pasaba con parsimonia por callejones donde no entregaría carta, por donde había personas que nunca habían recibido una carta, tal vez porque tampoco habían mandado una. No sabían leer siquiera.

Hay que decir que muchos carteros de los de aquellos fueron mordidos por los perros que desde un principio se les quedan viendo bien feo. No habia manera de arreglo. Hubo perros que se dedicaron con éxito a eso, a corretear carteros y cobradores. Hubo carteros con esa enemistad que se encariñaron con los perros, menos con uno de todos, para contarlo ya viejos.

Es un pacto secreto. Lo cierto es que de un tiempo a la fecha no he visto un perro molesto por el invasivo silvato del cartero. Los perros también dejaron de ver a los carteros.

Claro, había carteros que preferían hacer su recorrido a pie, pero daba lo mismo. Vi muchos carteros escondidos en las puertas hasta que se iba el perro que no tenía por qué irse, y les picaba una hormiga. Luego sonaba la ocarina y comenzaban asomarse las señoras y el cartero pasaba por en medio de todas.

Con mucha precaución se sabían el protocolo entrega recepción en el cual el cartero saca una carta de la mochila de cuero y hace como si batallase un poco, aunque tenía una hora viendo el domicilio del destinatario. El destinatario saldría aquí en la foto recibiendo la carta, a punto de llorar, pero aguantando todo.

Todos vieron cuando la muchacha se metió a leer la carta, ahora esperarán que salga. La lectura de ella es en voz alta pero entre el agua no se le entiende nada. Ella guarda la carta y no la vuelve a sacar, eso platicaron los vecinos que no la volvieron a ver 20 años después.

El cartero vuelve a sibar antes de caminar por toda la vida en la misma acera de este texto. Nadie lo vio dar vuelta. Y son simples especulaciones de la banda que lo vieron chateando. Luego lo verían saltar encima del asiento de la baica y pedalear bien recio, en este tiempo de los correos electrónicos.

TENGO OTROS DATOS

PARTICIPACIÓN DE CLAUDIA SHEINBAUM EN EL 20

En la Cumbre de Líderes del G20, celebrada en Brasil, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo planteó establecer un fondo para financiar el programa de reforestación más grande de la historia: Sembrando Vida, que mitiga el calentamiento global y reduce la pobreza. La propuesta es dejar de sembrar guerras; sembremos paz y sembremos vida.

EN TAMAULIPAS CONTINUA EL TEATRO DE NIÑOS

Tampico se unió al 1.er Encuentro Estatal de Artes Escénicas para la Infancia con “¡Se abre telón!”.

El staff de un teatro se preparó para recibir un gran espectáculo, pero una llamada inesperada cambió todo. Un viaje teatral lleno de sorpresas, comedia y magia escénica bajo la dirección de Lucirene Gómez.

HASTA LUEGO