Desde luego oscurece. Also la mano y no lo puedo evitar. Después está el árbol oscurecido dando forma y textura a la noche que se aproxima. Estoy en la puerta, en el observatorio neutro de miradas duales, adentro y afuera a la vez, con voltear la cara sabré cuál es cada cual y escribo en silencio a lo que está más cerca.
La vista se esfuerza y logró más allá de la tarde ver las otras tardes que se han ido. El pensamiento recorre las islas de la imaginación. Comienzo a ser sombra en el piso corredizo del pasado remoto, paisajes que cambiaron su cabellera por palmeras efímeras.
No puedo evitar que oscurezca, lo pienso y no lo deseo. Es tan lindo el anochecer en esta fiesta con todos adentro. Nadie ha quedado afuera de modo que quien así lo necesite podrá ver a sus anchas las estrellas tiritando, las del poema. El día concluye con los aquí presentes, profundos lectores y oyentes del barrio, de pájaros.
Entonces crecen las ramas de la vegetación oscurecida que es la tiniebla. Se promueve un silencio apenas presentado. Uno entre la concurrencia habla y otro igual que él responde. La tarde se va de los dedos, escapa, sale del cuerpo y penetra en la oscuridad como a un aposento.
La acuarela oscurece y escurre por los planos y los rostros de nosotros saltimbanquis, cronistas mimicos de la calle Hidalgo. Voy comprando deseos para venderlos. Voy leyendo ofertas de última hora no anunciadas en las marquesinas.
Oscurece en la esquina imprevista. ¿Qué habrá a la vuelta? ¿Qué otros presentimientos antes de encontrarla? La ciudad toma con ligereza esta forma de llover sin agua. La gente corre como asustada a sus casas.
Con las manos disuelvo el humo nocturno, atrapo un mosquito, pasa un minuto y aparecen otros ante el aviso del peligro. Con la otra mano contruyo un arma de día filos, un machete oxidado y en la oscuridad los someto y me envuelven. Empiezo a quejarme de la oscuridad, soy un hijo pródigo que vuelve a ser prófugo.
Desde entonces oscurezco, me voy disipando en la gran ola y las voces que escucho consumen los últimos versos en el penúltimo aliento de las horas. Soy esta penumbra en movimiento, en desahogo. Cae la noche como los párpados pesados sobre los ojos anunciando el sueño.
Detrás de esta sombra hay otra más oscura que se dibuja. Es la noche, puedo ver cómo se acerca y me acaricia a la distancia. Oscurece como amanece pero esta es la cumbre, la decadencia, cuando amanece todo comienza.
Esta es la canción melancólica del día, llegamos aquí para escuchar la orilla de un río ligero, la ciudad colinda a esta hora con los enamorados abrazados en la barda en penumbra. Se escribe a media voz en el entrecejo de la luz y hay calles que van al puerto nocturno de unos labios. Hay calles solitarias en las bolsas de las vacías manos.
Los canes callejeros son un misterio. Desaparecieron de algún modo y sólo basta verlos para verlos y confirmar que no se fueron. El día se ha ido y este es un proceso como quien fuma un cigarro y estas son las uñas fumadas.
Pasos apresurados son los segundos en su loca carrera de fantasmas. Este país se parece al de ayer con los quebrantos, con los nidos de sueños que se quedan dormidos.
Escribo el secreto maravilloso después de ver la hora, son las 20:30 horas, la hora en que se asoma la noche. Estamos todos bien en el barco, hay viajeros en tránsito, piedras esquivadas por los coches ante el encendido repentino de las luces de los postes.
TENGO OTROS DATOS
INVITA SECRETARÍA DE SALUD A SIMPOSIO DE URGENCIAS PEDIÁTRICAS
El 17 de octubre en el Primer Simposio Urgencias Pediátricas, será impartido el tema «Ultrasonido en el paciente pediátrico con trauma» por el doctor Juan Alberto Canizalez Rivera, pediatra, Jefe de Lactantes del Hospital Infantil de Tamaulipas IMSS.
El simposio está dirigido a:
-Paramédicos.
-Enfermeras y enfermeros.
-Médicos generales.
-Médicos especialistas.
-Médicos residentes.
Regístrate. Escanea el código QR o ingresa al link:
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HASTA LUEGO