Tal parece que el contenido de los discursos del aspirante a la reelección en la alcaldía de Ciudad Victoria le abrió a muchos los ojos y provocó que paren las orejas como si fueran gatitos en celo, porque son mensajes que se van  endureciendo en la medida en que se acerca en junio próximo el día de la elección.

Y es que Eduardo Gattás Báez, pide fuerte, con voz a todo ronco pecho, que se evite el regreso de la tiranía y el autoritarismo a la primera silla presidencial local y, a quién se refiere, pues nada menos que al PAN.

La palabra tiranía, que se ha vuelto muy regular en el vocabulario de Lalo, es lo que rige sin justicia y a la medida de la voluntad de un gobernante, que es el abuso de un poder dictatorial.

Y lo autoritario, es pasar por la libertad individual y que esté sujeta al control de la autoridad y a sus excesos, a sus abusos.

Sabe él, bien que sabe, que va arriba en las encuestas que abundan y, eso, lo mantiene sonriente, pero también conoce que se va a enfrentar a un personaje que dejó buenos recuerdos entre la ciudadanía cuando perteneció al PRI.

Lalo no se confía, porque esquivó varios buscapiés en su propósito de registrarse y convertirse en candidato a la alcaldía de Ciudad Victoria, Tamaulipas, por parte de Morena.

Y, sabe además, que en tres años de alcalde que ha sido ha dejado atrás la novatez, pero eso no es suficiente para seguir calentando la silla del 17, por ello camina que camina y más rápido para que su sueño se haga nuevamente realidad.

Y viene y se vale, una pueril anécdota que me tocó vivir y que tiene que ver con quien será el fuerte contrincante de Lalo en esta elección que se acerca y que tiene por nombre Oscar Almaraz Smer, del PAN,

El, Almaraz, andaba en campaña en esta capital para diputado federal, curul que ganó y junto con su ruidosa comitiva se acercó a mi casa, me saludo de abrazo y sonriente  me dijo que estaban muy bonitas las palmeras que se mueven con el viento y que le dan buena vista a mi vivienda.

“Vaya que están padres amigo”, me dijo, para después mirarme de frente  y me pidió: “Te encargo “, “Claro, fue mi respuesta, cuenta con mi voto, pero el sufragio es para mi cuate y no para el PAN”. Y aunque es lo mismo, volteó, sonrió y me dio las gracias.

Antes de despedirse alcanzó a subrayar: “Lo sé”. Y le dije, los gobernantes panistas de Tamaulipas no sólo ignoraron a los ciudadanos y sus necesidades, también trataron con desprecio, como esclavos a los periodistas, algo que poco se ha visto en nuestra tierra.

Y, esto último, es cierto, porque la prensa era como un artículo desechable que los panistas pateaban a cada paso y sus voceros eran como personajes inalcanzables, invisibles, que se creían codiciados modelos del famoso Corte Inglés.

Creo que Almaraz entendió el mensaje y es por eso que en esta nueva jornada proselitista su nombre y actividades poco han sonado en los medios, porque su unión al PAN como que no dejó buen sabor en ellos y en los ciudadanos.

Cada uno con su trayectoria y estilo serán dos gallos de pelea en Ciudad Victoria en los próximos comicios.

Los dos muy conocidos y cotizados.

Y cada uno con virtudes y también defectos.

Usted, amigo victorense, juzgue.

 

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