Washington (Agencias).- “Enojo”, así se puede resumir la reacción de varios agentes de la Administración Federal Antidrogas (DEA) de Estados Unidos, por la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, del penal del Altiplano.
Consultados por Proceso, agentes de la DEA dijeron tener “rabia”, “enojo” e “indignación”, ante la noticia de que El Chapo escapó por un túnel que requirió de un buen manejo de ingeniería, logística y tiempo, sin que el gobierno de Enrique Peña Nieto se diera cuenta.
Los agentes, quienes pidieron no se les indentificara por nombre, debido a la sensibilidad del caso, consideraron que la fuga de El Chapo demuestra una vez más los profundos problemas de narcorrupción en el gobierno mexicano.
El enojo entre los agentes de la DEA se sustenta en que esta dependencia federal del gobierno de Obama, invirtió mucho dinero y tiempo en la captura del líder del Cártel de Sinaloa, ocurrida en febrero de 2014.
Cuando se dio a conocer la noticia de que se había arrestado a El Chapo, varios legisladores estadunidenses pidieron a la Casa Blanca que presionara al gobierno de Peña Nieto para que les entregara al capo en un proceso expedito de extradición.
La exigencia de los congresistas federales de Estados Unidos, se basaba precisamente en el temor de que El Chapo se escapara de la cárcel, como ya lo había hecho en 2001 de la prisión de alta seguridad de Puente Grande, en Jalisco.
Oficialmente el gobierno de Estados Unidos nunca solicitó la extradición de El Chapo al gobierno de Peña Nieto.
La fuga del líder del Cártel de Sinaloa abrirá un nuevo hueco de desconfianza en el gobierno de México, por parte de dependencias federales estadunidenses como la DEA, aun cuando están obligados a mantener una estrecha cooperación en el combate al trasiego de drogas.
El Cártel de Sinaloa es prácticamente el dueño del mercado de heroína en Estados Unidos, el narcótico de mayor consumo en ese país.