La gastroenteritis es, junto a la gripe y al resfriado común, la enfermedad con una incidencia más alta en todo el mundo. Estamos ante una patología de origen generalmente infeccioso y causada por muchos patógenos distintos que suelen tener una transmisión alimentaria.

Sea como sea, la gastroenteritis también se conoce como enfermedad diarreica porque es precisamente la diarrea uno de sus principales síntomas. Todos hemos sufrido alguna vez este cuadro clínico, que consiste en la evacuación de heces pastosas o líquidas más de tres veces al día.

A pesar de que en los países desarrollados no acarrea graves complicaciones, en los países más pobres, debido a los problemas para tratar complicaciones como la deshidratación, sigue siendo responsable de la muerte de más de 520.000 niños.

Debido a que su causa más frecuente es la infección por un virus, la diarrea no siempre puede tratarse de forma efectiva ni curarse. Hay que esperar que el propio cuerpo resuelva la enfermedad por sí solo. Aun así, con esta selección de remedios caseros científicamente avalados veremos cómo podemos acelerar este proceso de recuperación.

¿Qué es exactamente la diarrea?

La diarrea es un síntoma de que nuestros intestinos no están absorbiendo bien el agua. En este sentido, es un cuadro clínico que consiste en la aparición de heces pastosas o líquidas cuyas evacuaciones se producen, como mínimo, tres veces al día. Cuando esto sucede, significa que en nuestro sistema digestivo hay daños.

Pero, ¿qué daños? Depende. La diarrea puede aparecer por distintas causas. La más frecuente es una infección del aparato digestivo por parte de diferentes patógenos (bacterias, virus e incluso parásitos), aunque también puede deberse a la malnutrición o el consumo de agua no potable (que lleva a una infección).

Como vemos, pues, pese a que puede tener una causa no infecciosa (aunque seguramente la verdadera relación de causalidad con la malnutrición es que hace a la persona más propensa a enfermar), es en la infección del tracto digestivo que tenemos el principal motivo de desarrollar un trastorno diarreico.

Por lo tanto, la mayoría de diarreas son la consecuencia de una gastroenteritis, una enfermedad que consiste en la inflamación de la membrana interna de los intestinos a causa de una colonización de los mismos por parte de bacterias, virus o parásitos.

Este ataque patogénico a las paredes de los intestinos hace que sus células no puedan ni absorber bien los nutrientes ni retener el agua, cosa que explica tanto el incremento en el volumen de las deposiciones como la consistencia líquida de las mismas (porque no estamos absorbiendo el agua de los alimentos), respectivamente.

En resumen, la diarrea es un cuadro clínico que consiste en la evacuación de heces líquidas debido a problemas en la absorción de nutrientes y la retención de agua en los intestinos a causa, generalmente, de una enfermedad infecciosa gastrointestinal.

¿Cuál es su causa?

Como ya hemos comentado, la principal causa de sufrir diarrea es estar enfermo de gastroenteritis, una patología intestinal infecciosa. La gastroenteritis puede estar causada por virus, bacterias o parásitos. De todos modos, la diarrea no siempre está vinculada a este trastorno. Ahora lo veremos mejor.

La principal causa de la diarrea es una gastroenteritis de origen vírico, la cual constituye literalmente la enfermedad más contagiosa del mundo (una persona infectada tiene el potencial de contagiar a 17 personas), aunque por suerte, la higiene y el uso de lavabos ha hecho que, al menos en países desarrollados, el riesgo de contagio sea bajo.

Aun así, los virus (principalmente Rotavirus y Norovirus) causantes de la gastroenteritis (y, por lo tanto, de la diarrea) se pueden transmitir por distintas formas. Los virus responsables de la diarrea se contagian por contacto directo o indirecto con personas infectadas, pues las partículas víricas son expulsadas en las heces y si entramos en contacto con ellas (aunque sea sin saberlo) pueden llegar a nuestra boca y, a partir de ahí, descender por el sistema digestivo hasta los intestinos.

Paralelamente, estos virus también pueden propagarse por el consumo de alimentos con contaminación fecal (restos de heces de personas infectadas que han manipulado alimentos sin lavarse las manos después de ir al baño) o de agua con restos de estas heces, que es lo que causa tantos problemas en regiones sin acceso a agua potable.

Además de esta gastroenteritis vírica, también tenemos la bacteriana (pueden ser más graves pero estas pueden ser tratadas con antibióticos) y las parasitarias (prácticamente no hay casos en países desarrollados), pero su modo de transmisión es básicamente el mismo que hemos visto para los virus.

Pero, ¿la diarrea solo puede tener una causa infecciosa? No. Lo más común es que aparezca debido a una gastroenteritis vírica, pero podemos sufrir episodios de diarrea sin que haya ninguna infección intestinal de fondo.

La diarrea de origen no infeccioso no es frecuente, pero puede aparecer como efectos secundario de distintos medicamentos (los antiinflamatorios pueden provocar, a veces, problemas en la retención de agua y absorción de nutrientes), por distintos trastornos autoinmunes (debido a un error genético, las células inmunitarias atacan a las células del revestimiento intestinal interno) como la celiaquía y la enfermedad de Crohn o, como hemos visto, por deficiencias nutricionales severas vinculadas a la hambruna.

 

¿Cómo se puede tratar la diarrea en casa?

La diarrea, como hemos comentado, suele tener una causa vírica, algo que tiene una parte positiva (suele ser leve) pero también negativa (no hay medicamentos para tratarla). Por ello, no hay una cura como tal. Hay que esperar a que el propio cuerpo resuelva la infección, cosa que suele suceder después de entre 1 y 7 días (como mucho, 10).

Por lo tanto, la mayoría de personas superan la diarrea sin mayores complicaciones tras un promedio de dos días. De todas formas, en personas de riesgo (lactantes, bebés, niños, ancianos e inmunodeprimidos) la diarrea puede complicarse en forma de deshidratación, la cual puede llegar a ser peligrosa.

Es por este motivo que hay ocasiones en las que se debe ayudar al cuerpo a combatir la infección lo más deprisa y eficazmente posible. Estos son los mejores remedios caseros que pueden adoptarse. Que el hecho de que sean “remedios” y “caseros” no te haga pensar que son trucos pseudocientíficos. Todos los que te ofrecemos están avalados científicamente y puedes consultar los artículos que hablan acerca de ellos en la sección de referencias. Vamos allá.

1. Hidrátate

La diarrea aparece porque tenemos problemas para retener el agua en los intestinos. En otras palabras: perdemos líquidos. Esto es lo que hace no solo que las heces sean líquidas, sino que pueda aparecer la complicación más grave del cuadro clínico: la deshidratación. Por ello, es importante que mientras duren los síntomas, bebamos suficiente líquido.

Tenemos que beber mucho líquido, aunque debemos ir dando pequeños sorbos de agua. Es mejor ir bebiendo poco a poco pero varias veces al día hasta haber bebido 2 litros de agua. Esta es la cantidad recomendada para contrarrestar toda la que vamos a perder.

2. Suspende el consumo de alimentos sólidos

Cuando tenemos diarrea, los intestinos tienen problemas para absorber nutrientes, por lo que se lo tenemos que poner lo más fácil posible. Mientras duren los síntomas diarreicos, lo mejor es suspender el consumo de alimentos sólidos y basar la dieta en aquellos de más fácil digestión y absorción, como las sopas y los purés. Además, por su alto contenido en agua, favorecemos la hidratación. De este modo, ayudamos a los intestinos a que se asienten.

Y cuando notemos mejoría, habría que ir comiendo sólidos de forma gradual, empezando con alimentos blandos y más fáciles de digerir, como por ejemplo arroz, pollo, gelatina, etc. Y si sentimos náuseas, parar.

3. Evita estos alimentos

Hay una serie de alimentos que quedan “prohibidos” si tenemos diarrea, pues su presencia en el tracto intestinal puede interferir todavía más con la ya dañada funcionalidad de las células intestinales. Mientras duren los síntomas, deberíamos evitar los lácteos (tanto leche como quesos), los alimentos grasos (las grasas se digieren casi todas en los intestinos, por lo que no podremos procesarlas), los productos muy condimentados, la cafeína y el alcohol.

4. Vigila con los medicamentos

Como hemos dicho, ya no solo es que algunos medicamentos antiinflamatorios pueden provocar diarrea como efecto secundario, sino que algunos pueden ralentizar la recuperación y empeorar los síntomas. Por ello, lo mejor es no echar mano de fármacos (ni siquiera ibuprofeno) a no ser que sea totalmente necesario. Los medicamentos, ante casos de diarrea, suelen hacer más daño que bien. Y los medicamentos antidiarreicos solo deberían tomarse si un médico así lo dictamina.

5. Descansa

Es muy importante hacer reposo cuando tenemos diarrea. No solo porque así estimulamos que el sistema inmune se pueda enfocar en resolver la infección, sino que minimizamos la pérdida de agua debido a la actividad física.

6. No bajes la fiebre

La fiebre suele ser un síntoma que se presenta junto a la diarrea cuando hay una infección de fondo. Y por molesta que sea, es un mecanismo del cuerpo para maximizar la actividad del sistema inmunitario y resolver la enfermedad cuanto antes. Si bajamos la fiebre, estamos aumentando el tiempo que durará la diarrea.

7. Prueba a chupar trocitos de hielo

Chupar pequeños trocitos de hielo aliviará algunas de las molestias y, además, favorecerá la hidratación. Es una muy buena manera de darle al cuerpo un aporte continuo de líquido pero de forma lenta, que es justo lo que necesita. Pequeñas dosis de agua pero continuamente.

8. Toma suplementos de zinc

De acuerdo a un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, los suplementos de zinc, que pueden obtenerse en farmacias, rebajan en un 30% el volumen de las heces y reducen en un 25% la duración de los episodios de diarrea cuando estamos sufriendo este trastorno.

9. Ve al médico si los síntomas empeoran

Los remedios que hemos visto son efectivos en la inmensa mayoría de casos, pero hay veces en las que, generalmente porque detrás hay una debilitación inmunitaria grave, el sistema inmune no es capaz de contener la enfermedad. Por ello, si la deshidratación es grave, la fiebre que acompaña a la diarrea es de más de 40 °C, vomitamos frecuentemente y/o las heces contienen sangre, la visita al médico se hace obligada.

10. La diarrea puede prevenirse

Más allá de los remedios, es importante tener en cuenta que más que saber cómo tratar la diarrea, es imprescindible saber cómo prevenirla. No con un 100% de efectividad, claro, pero siguiendo los distintos consejos es posible prevenir su aparición.

Lavarse bien las manos (la mayoría de casos vienen por entrar en contacto con materia fecal contaminada por las partículas víricas), vacunarse (existe una vacuna contra el Rotavirus, el principal virus causante de gastroenteritis) y potenciar la higiene alimentaria (para evitar que surja por consumo de alimentos o agua contaminados por restos fecales).