Algunos especialistas sugieren consumir de 2 a 4 gramos diarios de sal. Empero, estamos expuestos a superar esta cifra con facilidad pues, por ejemplo, una hamburguesa contiene 6 gramos. Exceder su ingestión afectar nuestra salud con enfermedades como hipertensión.

De acuerdo a los nutriólogos, los requerimientos diarios de sal para una mujer embarazada o lactando es 2 gramos; un adulto normal, 1.5 gramos; un escolar de 7 a 12 años, 1.2 gramos; un niño entre 2 y 6 años, .90 gramos y durante el primer año de vida, medio gramo.

El valor de la sal ha sido reconocido a lo largo de la historia del hombre, al grado que en la antigua Roma este compuesto era usado como moneda de pago a los soldados (de ahí la palabra «salario»). Su valor actual no es tan alto, pero sí se reconoce que los iones de sodio, que son parte de su composición, son los encargados de transmitir los impulsos nerviosos a las neuronas, en otras palabras, son esenciales para el óptimo desempeño del cerebro. Igualmente se sabe que colabora en la desinfección de heridas y que su ausencia genera debilidad, pérdida de peso y calambres musculares.

No obstante, si consumimos más sal de la que necesitamos provocamos que aumente la sensibilidad del riñón para retener líquidos y sodio, una de las causas de hipertensión. Para quienes sufren este padecimiento (uno de cada cuatro mexicanos), las complicaciones se manifestarán en vasos cerebrales y del corazón, principalmente, así como alteraciones en el funcionamiento del riñón, lo que trae como consecuencia infartos del miocardio (tejido muscular del corazón), obstrucción de los vasos del cerebro e insuficiencia renal. Por eso es muy importante que los pacientes estén bajo control médico, y midan su presión arterial una vez al año si son mayores de 35 años de edad, y cada seis meses si superan los 45.

Al medir la presión arterial, el médico toma dos valores para evaluar la fuerza ejercida por el corazón al bombear la sangre hacia el resto del cuerpo. La primera cifra, o presión sistólica, será la más alta, y no deberá rebasar 140 milímetros de mercurio para una persona normal, en tanto que la cantidad menor indicará la presión diastólica, o pasiva, que es cuando la sangre regresa al corazón. Ésta no debe superar 90.

Reducir el consumo de sal puede lograrse mediante un control en el uso del salero en la mesa, no consumiendo alimentos muy condimentados y cuidándonos de los que ya de por sí la contienen, como el jamón, queso de puerco y, sobre todo, los alimentos preparados en la calle.

Finalmente, y a manera de información, algunos estudios señalan que en promedio cada persona consume alrededor de 4 kilos de sal en un año. La alimentación del mexicano es rica en condimentos, así como en sal, por lo que conviene no excederse y beber mucha agua para poder eliminarla rápidamente.