Una sustancia presente en los jarabes para la tos está siendo utilizada como droga, debido a su carácter legal y facilidad con la que se puede adquirir. Se trata del dextrometorfano (DMX), elemento que tradicionalmente se utiliza para la elaboración de jarabes antitusivos y que, a pesar del alto nivel de seguridad que tiene por estar sometido a decenas de estudios científicos, sí se han registrado casos de muerte derivados del abuso del medicamento.

Analgésico eficaz

El DXM es un opioide sintético, es decir una clase de analgésico utilizado para tratar dolores moderados y que actúa sobre los receptores opioides del cuerpo humano. Actúa a nivel central deprimiendo el centro de control de tos, pero también puede aparecer en antigripales combinándose con otro tipo de fármacos como antihistamínicos o descongestivos.

Consumo abusivo es perjudicial

El dextrometorfano presenta una capacidad de generar hábito casi nula, por este motivo su venta no requiere receta médica. En condiciones normales la dosis recomendada para una persona adulta es de 120 miligramos al día (dividida en tres o cuatro tomas) y de 60 miligramos diarios para niños entre seis y doce años.

Sin embargo, el abuso en las cantidades puede resultar perjudicial, estamos hablando de un consumo excesivo cuyas dosis superan los 300 miligramos por cada una de las tomas diarias, alcanzando la ingesta de un kilogramo de dextrometorfano por día.

Efectos mentales

En cuanto a los efectos que produce, tal parece que están más dentro del plano de lo mental que la realidad. Los consumidores creen que tiene poderes alucinógenos y que produce un constante estado de excitación, hiperactividad y, en ocasiones, nistagmo (creencia de que los ojos se mueven de forma involuntaria y parecen salirse de sus órbitas). Sin embargo, de acuerdo con los expertos, es más de percepción que real. Incluso puede afectar al individuo a nivel psicológico, al punto de intentar cometer suicidio.

No hay suficiente estudio

Hasta el momento el uso del DXM con fines «recreativos» es de forma aislada, por lo que su tratamiento solo se centra en controlar efectos secundarios e intoxicación por el medicamento. Si existe adicción se brinda tratamiento psicológico pero no hay terapias específicas ni estudio suficiente sobre la forma cómo actúa esta sustancia en el cerebro. Parece una sustancia inofensiva pero podría convertirse en una amenaza real.