Ciudad de México.– Mientras Mauricio Ortega, el exdirector del periódico La Prensa, perteneciente a la Organización Editorial Mexicana (OEM), se encuentra escondido en un lugar recóndito del mundo, Tom Brady, un atleta ganador y de alto rendimiento, sigue saboreando las mieles del triunfo por la obtención del Super Bowl LI, al frente de los Nueva Inglaterra Patriots.
El comandante del Campeón de la NFL, quien rubricara un regreso increíble el pasado 6 de febrero en el NRG Stadium de Houston, Texas, ante unos aguerridos Atlanta Falcons, apareció ayer en Fenway Park, casa de los Red Sox, de la Major League Baseball (MLB), y lo hizo para lanzar la primera bola de la novena local, en contra de los Piratas de Pittsburgh. En Boston, Massachusetts, es en la ciudad que seguramente Brady es más querido, pues es por todos conocidos que, gracias a su naturaleza ganadora, es igual odiado en muchas otras zonas; sin embargo, en territorio bondadoso recibió una invitación, junto a algunos de sus compañeros de equipo, para ser ovacionado y aplaudido por el último gran logro en el fortín de los Texans.
Y, para darle más sabor a los vítores, además de que los elementos de los Pats presumieron los trofeos Vince Lombardi de la organización, el mismo Tom mostró el jersey que perdió precisamente en el último Súper Tazón, y que para desgracia fue encontrado en México, al haber sido robado por Ortega, quien además tenía en su poder otra camisola, también del quarterback estrella, misma de la que igual despojó acreditándose como periodista mexicano para el evento deportivo por excelencia de la Unión Americana.
Acto seguido de presumir su valiosa playera campeonil, el ala cerrada de los Patriotas, quien no estuvo presente en la obtención del título, por estar lesionado, Rob Gronkowski, apareció por detrás para arrebatarle la prenda a quien le ha entregado muchos pases de anotación a lo largo de su carrera, vacilando con aquel triste capítulo, que tuvo que llegar hasta las investigaciones del FBI y la Policía Federal mexicana, para recuperar la misma.
El mariscal de campo, siguiendo con el vacile, literal, tacleó a Rob, para así volver a tener un jersey que está valuado en 500 mil dólares, pues éste fue utilizado por quien orquestó el regreso más increíble en la historia de la Liga.
Según informes de inteligencia, Ortega ya ofertaba la camisola a través de internet, y fue de esa manera que las autoridades de Estados Unidos supieron que era él quien tenía en su poder la ropa, logrando además recuperar la playera que Tom usó cuando Nueva Inglaterra derrotó a los Seattle Seahawks en el Super Bowl XLIX. “Gracias a la cooperación de nuestros buenos amigos en el proceso, aquí están”, comentó Robert Kraft, dueño de los Patriots, a Brady, mientras sacaba de un bolso azul oscuro el par de camisetas que robó Mauricio Ortega.