Viendo el desparpajo con el que se mueve frente a las cámaras y sobre los escenarios de medio mundo cuesta imaginar que la cantante Julieta Venegas fuese de pequeña una niña «arisca» y poco amiga de hablar en público, tal y como ella misma afirma.

«Sí, era bastante arisca. No era una niña muy simpática, yo no sé si era por timidez. Me costaba mucho acercarme a la gente, tener comunicación… y encontraba mi refugio en la música: nunca fui una niña muy extrovertida. Y creo que son características que aún sigo teniendo», confiesa la mexicana a la revista Teve.

Quizás por eso Julieta intenta ahora que su fama interfiera lo menos posible con la vida de su hija Simona (4 años) —fruto de su relación con su ex pareja, el músico argentino Rodrigo García Prieto—, hasta el punto de no intentar siquiera inculcarle su pasión por la música animándola a colaborar en sus canciones, tal y como sí lo ha hecho su amigo Alejandro Sanz, que incluyó la voz de su hijo Dylan en los coros de su tema «Capitán Tapón».

«Puede que sí lo haga (grabar con Simona), pero no lo sé. No soy mucho de planear las cosas, aunque quizás en un futuro se dé», añade la intérprete, que asegura que por el momento su pequeña no está interesada en seguir los pasos de sus padres: «Todavía no ha dado señales (de querer dedicarse a la música), yo creo que está muy chiquitita todavía.»