México, D.F.- Más de 10 mil personas, entre niños y adultos, disfrutaron este domingo de las más de 560 actividades que se ofrecieron en el Día del Niño en la Vasconcelos; un evento en el que los “regaladores” entregaron obsequios íntimos y compartidos a todos los pequeños que llegaron al enorme recinto de Buenavista.

Tras ocho horas de diversión y conocimiento, proporcionado por diversos profesionistas como ilustradores, pintores, poetas, bibliotecarios, estadistas, médicos, biólogos, deportistas, músicos, narradores y pianistas, entre muchos otros, la jornada culminó con ocho piñatas que rompieron los pequeños.

Durante este domingo, la Biblioteca Vasconcelos dejó de ser el espacio silencioso y en ocasiones solemne que supone un recinto de este tipo, y se convirtió en una fiesta cultural, donde a lo largo de 50 escenarios, se presentaron profesionales que compartieron experiencias con los asistentes.

Participaron más de 335 “regaladores” como el grupo de baile Dambi, los escritores Carlos Chimal, Jorge F. Hernández, Toño Malpica, el pintor y diseñador Vicente Rojo, el ilustrador Alejandro Magallanes, el caricaturista Juan Alarcón, la grabadora Selva Hernández, el director de cine Alejandro García y la ilustradora Natalia Gurovich, entre muchos otros.

Esta fiesta fue posible gracias a la participación de instituciones como la Coordinación Nacional de Desarrollo Cultural Infantil, Alas y Raíces; la Coordinación Nacional de Música y Ópera del INBA; el Sistema Nacional de Fomento Musical y; el Centro Nacional de las Artes, a través de su programa El Cenart sale a la calle, que llevó un ensamble y un dúo de fagotes que ofrecieron conciertos interactivos, donde los niños participaron dirigiendo y conociendo los instrumentos, o bien platicando con los músicos sobre las características de su trabajo.

También participaron la Dirección General de Culturas Populares; las Escuelas de Iniciación Artística del INBA; el Instituto Mexicano de la Radio (IMER); Radio Educación; la Comisión Nacional de la Biodiversidad (CONABIO), así como instituciones académicas privadas como la Universidad Iberoamericana y el Claustro de Sor Juana.

En cada rincón de la biblioteca, incluyendo las áreas verdes, fueron adecuados los 50 escenarios donde la convivencia entre niños y “regaladores” sucedió durante todo el día. Música de piano, flauta, fagot, grupos de rock, jazz y otros ritmos inundaron los espacios del recinto.

Además, una parte de la estantería de la biblioteca estuvo llena de libros para niños de diversas edades, lo que propició que muchos de ellos tomaran un ejemplar y lo leyeran ahí mismo.

Al final del día, el techo de la Biblioteca Vasconcelos quedó tapizado de globos blancos que los niños soltaron, acompañados de una tarjeta donde plasmaron sus deseos. Así el recinto se convirtió en un espacio donde todos pusieron a volar sus palabras.

vmp