Desde el pasado jueves, sospechosamente se vino formando una nueva caravana migratoria, esta ocasión integrada por unas 6 mil personas, que partieron de Honduras entre el jueves y el viernes.

Se sabe que la nueva caravana está formada por miles de personas principalmente de Honduras, pero trasciende que ya se arman otros contingentes de El Salvador y si logran cruzar Guatemala, se agregarian filas de grupos guatemaltecos.

Fue muy grave y comentado que, durante el intento de llegar y cruzar la frontera con Guatemala, se registraron incidentes masivos y muy violentos el pasado domingo en la ciudad de Chiquimula, cerca de la frontera entre ambos países; donde varias personas resultaron heridas, de acuerdo con los reportes.

Como es ya costumbre, los migrantes buscan justificar que se han visto obligados a huir de la pobreza, la violencia; este año incluso, extremada por la reciente devastación causada por dos grandes huracanes en noviembre pasado.

También como ya es costumbre, afirman que ellos lo único que quieren, es llegar a Estados Unidos vía México. Pero no se reconoce que los últimos dos años de las administraciones tanto del gobierno saliente del republicano Donald Trump, y del presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, las últimas caravanas se han visto retenidas a lo largo y ancho de las fronteras de México con Estados Unidos, desde Tijuana hasta Matamoros; se calcula que más de 60 mil transmigrantes centroamericanos ahora mismo están ahí varados, sin lograr ningún Asilo humanitario, ni permiso de cruzar ya sea por derechos humanos o para obtener visas temporales de trabajo.

Es claro que la política de Trump funcionó, con la imposición unilatetal al gobierno mexicano, de ‘Quedate a esperar en México’ (Protocolo de Protección de Migrantes).

De tal forma, la Administración presidencial saliente de Estados Unidos, apoyada por la Administración de Justicia, han permitido que siga activa la medida estrella del presidente Trump, para reducir la inmigración al obligar a los demandantes de asilo en la frontera a esperar la audiencia de su caso en territorio mexicano, lo que ya lleva más de 24 meses suspendidos

La medida, que oficialmente se llama ‘Protocolo de Protección de Migrantes’ (MPP, por sus siglas en inglés), aunque se conoce mejor por el sobrenombre de ‘Quedarse en México’, fue lanzada en enero de 2019. Durante meses funcionó sin descanso, lo que supuso que el Departamento de Seguridad Interior devolvió a México a más de 60 mil inmigrantes para que esperaran en ese país vecino la resolución de su proceso.

En esta ocasión, no obstante que la nueva administración demócrata de Joe Biden, que tomará posesión mañana 20 de enero, tardará meses para dar a conocer las nuevas migratorias hacia este delicado proceso. Pero sin duda, no serán muy distintas a las actuales, no obstante que en campaña Biden reconoció que sería más flexible en el trato migratorio.

Mientras tanto, como intitulé esta columna, los transmigrantes que logren nuevamente cruzar hacia México, seguramente pasaran a engrosar las filas actuales de más de 60 mil personas en espera de un asilo o una visa laboral inexistente.
Por ello, nos seguimos preguntando, quién realmente está detrás de estos grupos de emigrantes, que grupo o grupos obscuros están asusando a los mismos a agruparse en verdaderos ‘éxodos’ integrados por hombres, mujeres, ancianos y niños. Familias enteras.

Lo más delicado hoy día y agravado por tres factores:

1. La pandemia del Covid-19 desbordada en México, Centroamérica y EUA.

2. La cruda realidad que las autoridades norteamericanas no les darán paso.

3. La existencia evidente de intereses obscuros que trafican con personas.