Cuando un sistema de inteligencia sanitaria de un Estado pone en manos de un mandatario una severa advertencia de modo anticipado, es cuando es posible prever, planear y adelantarnos a los hechos. Pero hoy sabemos que desde enero el gobierno de Trump recibió informes del sistema de salud y como respuesta minimizo los hechos para atender lo de su juicio político. Mientras López Obrador en medio de su rifa y de la protesta por los feminicidios, decidió ignorar todo el entorno sanitario y continua aun con su propuesta de convertir una pandemia en creencia, pese a que las autoridades
norteamericanas lo han puesto al tanto de la amenaza.

La situación no puede ser peor y la idea de mantener el optimismo no es mas que una burda respuesta ante los hechos, por lo que el llamado optimismo ingenuo en el mejor de los casos solo puede identificarse como desinformación. Veamos entonces cual es el
escenario donde concurren y coinciden estos fenómenos. Para el caso de México: comencemos por la viabilidad del modelo económico que en la practica se ha improvisado y cuyas resultantes hasta el momento son desastrosas.

Para ejercer el presupuesto de 2019 el gobierno saliente y entrante diseñaron un presupuesto de transición de 6 billones de pesos en los que se establecía la continuidad de programas y acciones que no podían ser interrumpidos en materias tales como salud, educación e infraestructura en construcción y operación, mismo que fue aprobado en noviembre del 2018 por el nuevo congreso. La resultante fue que no bien hubo entrado el nuevo gobierno cuando todo se alteró. Se echaron abajo las reformas estructurales en
materia de educación y se reconstruyó la CNTE cuya virulencia comenzó por interrumpir las líneas férreas y exigir indemnizaciones que les fueron concedidas a un costo altísimo. Se redujo el presupuesto en materia de salud y finalmente el desabasto de medicinas, material hospitalario y de consulta quedo desatendido y como remate liquidó el programa Seguro Popular por algo que no tiene pies ni cabeza y con pago obligatorio. La tercera base que demolió fue el sistema nacional de seguridad que incluía a las
fuerzas armadas donde estas últimas quedaron reducidas en más de un 50% ignorando sus tareas y misión. El sistema de inteligencia del CISEN sigue con nuevo nombre y dirigente sin conocer su proyecto, agenda de riesgos, objeto y resultados. Mientras que el resto del aparato policiaco fue incorporado sin evaluación a la Guardia Nacional por lo que surgió sin ninguna de las virtudes, pero si con los vicios del pasado, por lo que la violencia y la delincuencia se acentuó y creció a niveles superiores.

La cuarta plataforma del Estado que terminó desarticulada fue el sector de obra pública y comunicaciones. En lugar de concluir el NAICM se opto por la aventura de Santa Lucia, sin hacer caso de valoración negativa de la IATA y con desconocimiento del impacto
ambiental, además de tirar por la borda el avance millonario que se tenia en el aeropuerto de Texcoco y sustituirlo por otro más caro y de menor capacidad, al que hay que sumarle el costo multimillonario de la infraestructura de comunicaciones y enlaces que harán
crecer exponencialmente su costo. A lo que hay que agregar la propuesta de un tren Maya, una refinería que ha arrasado la ecología del paraíso tabasqueño y un proyecto tan utópico como creer que podemos competir con los canales interoceánicos de Panamá con dos vías interoceánicas; la vía de Nicaragua con financiamiento de China y el canal “seco” que va desde Puerto Quetzal a Puerto Barrios en Guatemala cuya distancia es menor que
el Istmo de Tehuantepec.

A todo lo anterior se hizo una apuesta por PEMEX a la que se le inyecto una serie de recursos y cuyos resultados han sido una perdida en un solo un año de más de trescientos mil millones de pesos además de incumplir contratos con empresas petroleras,
a lo que se sumó los incumplimientos en la CFE en materia de gas. Rematando el conjunto no se ejerció parte del gasto programado el año pasado, se despidió sin valoración e indemnización a personal profesional y se le sustituyó por compadrazgos y por supuesto la incompetencia es la peor forma de corrupción, pues desperdicia recursos y no cumple ningún objetivo, ni alcanza metas.

Para el 2020 el secretario de Hacienda confesó que había elaborado el presupuesto y que lo había presentado al presidente quien a su arbitrio palomeo o tachó partidas según su corazonada y las consecuencias están a la vista: los fondos de reserva que se tenían se
gastaron en clientelismo para lo que se definen como programas sociales y que no han mostrado hasta ahora ser agentes del bienestar y menos aun que hayan contribuido a paliar siquiera la pobreza extrema. Las consecuencias las estamos viviendo hoy con un crecimiento cero del PIB. No hay inversión y en cambio se les pide a los empresarios que inviertan entre 20 mdp a 200 mdp
en la rifa del régimen y se tiene la peregrina idea de rematar el patrimonio nacional. Además lo robado a los trabajadores afiliados al INFONAVIT no será devuelto a sus dueños sino serán la caja chica de los favores presidenciales.

Las consecuencias hoy están presentes pronto padeceremos la estupidez de convertir en paso obligado al país de gente sin valoración sanitaria o de no habérselas proporcionado al entrar mediante vacunas y atención de primer nivel. Lo mismo ante un turismo que se desplomó y que hoy se enfrenta a la mayor crisis del sector pues el cierre de al frontera con Estados Unidos y la cancelación de vuelos internacionales podrían llevar a este
sector a colapsar, porque si esta emergencia rebasa el periodo de verano la quiebra del sector es previsible. Sumemos el hecho de que valor del dólar se ha incrementado y podemos hablar ya de una devaluación con la consiguiente inflación y alza generalizada
de precios.

Lo más alarmante es que esto ocurra en una época en el que la mujer ha cobrado conciencia y se lanza a las calles para reclamar su seguridad y sus derechos. En un momento en que el presidente saca como respuesta a una pandemia, escapularios. Al mismo tiempo el sistema sanitario muestra su incapacidad para mantener su
funcionamiento cotidiano y se pretende transferir la responsabilidad al personal de salud. Mientras que los grandes negocios de los nuevos proveedores gubernamentales nos venden medicamentos caducados e infectados; semillas contaminadas y se cobran
sueldos altísimos por debajo de la mesa. Y así se quiere seguir hablando de amor y paz, de besos y abrazos contaminados y recordemos que el pronostico de caída del PIB está estimado para final de año según Scotia Bank en 5.8% y según JP Morgan este primer trimestre habrá un descenso de 15.8% que junto a la caída a 14 dólares del precio del crudo nos deja sin utilidades en el sector por lo que la recaudación fiscal disminuirá y en caso de incrementar los impuestos la inversión podría mostrar no solo una caída sino
provocar cierres. En fin que el problema de la crisis comienza desde la falta de liderazgo y como consecuencia de la ignorancia, no hay gobernanza como buen manejo de dirección, ni gobernabilidad como capacidad de gestión.