Aún tengo muy fresca la fecha de llegada del presidente Donald Trump a su gobierno, en el año 2017. Las expectativas para las relaciones políticas y diplomáticas ya se percibían desastrosas y lastimosas, ante sus constantes amenazas a los mexicanos, nuestros paisanos y las empresas norteamericanas establecidas en tierras nacionales.

Adjetivos misóginos continuos contra su política de género, hablar en plural que los mexicanos éramos narcotraficantes y malosos, culpar todos sus males a los trabajadores migrantes, acusar que México robaba empleos, entre otras cosas por las grandes empresas automotrices instaladas acá, pinta de lleno lo que en los hechos sucedió durante 4 años, dos de ellos bajo la tutela de Enrique Peña Nieto, y los últimos 2 con AMLO.

Además del discurso del Muro que venimos a pagar los mexicanos, siempre amenazó con imponer aranceles a las importaciones desde México, si no actuaramos deteniendo la migración centroamericana y mexicana.

El primer gran golpe, fue provocar la instalación de la planta Ford que ya estaba en proceso de desarrollo en la ciudad de SLP. Esto puso a temblar a nuestra economía y al propio TLCAN de entonces.

Este 20 de enero, se vuelve a presentar un escenario problemático, ahora con la entrada del nuevo gobierno gobierno de Joe Biden, representado al partido demócrata.

Un primer escenario, es el diferendo diplomático entre la nueva administración y el gobierno de la 4T, que se conoce no extendió invitación protocolaria al presidente López Obrador. Por ello, en el relevo estará presente solamente nuestra embajadora en Washington, que además ya pronto será relevada por Esteban Moctezuma.

Se sabe que Joe Biden, probablemente adopte una política proteccionista, con en ella buscará fortalecer su sector manufacturero, decisión que podría ser un golpe a México, su principal socio comercial, que envía a ese país la mayoría de sus exportaciones manufactureras.

Desde julio pasado, en plena campaña, Biden reveló algunos aspectos de lo que será su política económica para reactivar a Estados Unidos tras el choque del Covid-19. “Build Back Better (Reconstruyámoslo mejor)” es la estrategia que contempla una inversión de 700 mil millones de dólares para adquirir insumos nacionales e impulsar la manufactura estadounidense y con ello generar más de 5 millones de empleos.

En sus discursos reconoce la necesidad de estimular la innovación tecnológica y reducir la dependencia de otros países.

Para entender la importancia del tema para el gobierno mexicano, entre enero a octubre de 2020, las ventas de México hacia EUA sumaron poco más de 47 mil millones de dólares, cifra que podría verse afectada con las decisiones del nuevo gobierno.

Por este solo hecho, bien vale la pena saber la estrategia comercial del nuevo Embajador , del Secretario Marcelo Ebrard y la Secretaria de Economía Tatiana Clouthier.

Deberán estar pendientes cuando Joe Biden, este primero de marzo anuncie su política comercial proteccionista para impulsar la economía de Estados Unidos.

Cualquier medida de Biden para reactivar la economía puede impactar a México para bien o para mal, pues si continúa con el proteccionismo con China, esto podría ayudar.

Vale recordar la política comercial de Donald Trump bajo concepto nacionalista en el intercambio de bienes y servicios, para contrastar con lo que buscará Biden con su patriotismo comercial.

Donald Trump lo que hizo fue llevar hacia el mercado de EUA las cadenas globales de valor que producían fuera de la Unión Americana y Joe Biden lo que propone es impulsar desde Estados Unidos dichas cadenas de suministro.

Además, las disputas comerciales con China no cesarán en el corto plazo, por lo que México aún tendrá oportunidad de atraer empresas asiáticas, siempre que se dé confianza a los inversionistas con certeza jurídica. Cosa que hasta ahora no se ve muy claro en la agenda de la 4 Transformación.

Se puede canalizar inversión tecnológica hacia México, siempre que se brinde confianza y certidumbre al empresariado, sabiendo aprovechar la difícil relación Estados Unidos-China bajo el mandato de Trump.

Por todo ello, habrá que saber por dónde vienen las políticas comerciales e industriales del nuevo gobierno, de acuerdo con los ciclos económicos, cuando cae la economía de Estados Unidos, ésta se impulsa a través de cuatro factores: incentivos fiscales, imposición de aranceles, reactivación de la industria, principalmente automotriz, y la guerra.

Por ello, este es un momento de reflexión del gobierno mexicano, dejar de jugar al nacionalismo y pensar en las alianzas estratégicas. Se está con los aliados de Norteamérica? O estaremos con los aliados del Foro de Sao Paulo?

Esa es la cuestión…