El futuro de los dreamers vuelve a estar en el aire. Tras anunciar el mes pasado su disposición a un acuerdo con los demócratas para salvarles de la deportación, ahora el presidente Donald Trump ha decidido forzar el pie y ha exigido a cambio que se acepten sus demandas para financiar el muro con México, cerrar la inmigración ilegal de Centroamérica y retirar de fondos a las ciudades santuario. Un paquete de máximos que ya ha sido rechazado por la oposición y que hacer prever una larga y correosa negociación.

Negociar con Donald Trump es un riesgo. El antiguo tiburón inmobiliario suele llevar la partida al límite. Da igual que sea el pacto nuclear con Irán, la escalada con Corea del Norte o el NAFTA. El objetivo final siempre es el mismo: obtener alguna ventaja respecto a la situación inicial. Para ello aprieta el acelerador hasta el fondo y espera que sea el otro quien acabe apartándose.

Los dreamers, esos 800.000 inmigrantes que llegaron siendo menores a Estados Unidos, no son una excepción. A principios de septiembre, tras meses de dudas, Trump decidió liquidar el programa (DACA, Acción Diferida para Llegadas Infantiles) que les permitía permanecer legalmente. Pero, consciente del impacto que la deportación de estos jóvenes tendría en sus propias filas concedió una prórroga de seis meses para buscar una salida en el Congreso.

Con el reloj en cuenta atrás, en las últimas semanas se han multiplicado los esfuerzos para cerrar un acuerdo. El primer paso fue un esbozo de pacto con los líderes demócratas en el Senado y la Cámara de Representantes. El movimiento, sellado en una cena en la Casa Blanca, parecía presagiar una solución rápida. Pero la presentación este domingo por la noche de los lineamientos generales de política migratoria que Trump quiere imponer han vuelto a oscurecer el horizonte.

La lista de medidas incluye una petición de fondos para contratar 370 jueces de inmigración adicionales; 1.000 abogados para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés); 300 fiscales federales y 10.000 agentes adicionales del ICE para poner en vigor las leyes de inmigración.

La propuesta de Trump también contempla, aunque sin dar cifras, limitar los permisos de residencia o green cards para cónyuges e hijos menores de edad de aquellos que ya viven en EE UU, así como crear un sistema de puntos para obtener esas tarjetas. En agosto pasado, Trump ya respaldó un proyecto de ley que pretende reducir a la mitad la entrada de inmigrantes legales a EE UU a lo largo de la próxima década a través de la reducción en la concesión de permisos de residencia.

«El presidente ha dejado claro que quiere que el Congreso actúe y apruebe una reforma de inmigración responsable en conjunto con cualquier legislación relacionada al DACA», ha dicho la portavoz de la Casa Blanca Lindsay Walters. La Administración Trump quiere que la lista oriente la reforma de inmigración en el Congreso y acompañe un proyecto para reemplazar al DACA, un programa de la era del expresidente Barack Obama que protegió a casi 800.000 inmigrantes de la deportación y también les permitió conseguir permisos de trabajo.

«La administración no puede ser seria sobre un compromiso o ayuda a los dreamers si empieza con una lista que es un anatema para ellos, para la comunidad de inmigración y para la mayoría de los estadounidenses», han valorado la líder demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, y su homólogo en el Senado, Chuck Schumer. «La lista incluye el muro, que fue descartado explícitamente de las negociaciones. Si el presidente iba en serio con la protección de los dreamers, sus funcionarios no hicieron un esfuerzo de buena fe», han recalcado.

Pelosi y Schumer aseguraron a mediados de septiembre haber alcanzado un acuerdo con Trump para extender las protecciones a los dreamers y concluir un paquete de seguridad fronteriza que no incluye el muro en la frontera con México propuesto por el mandatario. «Hemos acordado convertir en ley las protecciones del DACA y trabajar en un paquete de seguridad fronteriza, excluyendo el muro, que es aceptable para ambas partes», dijeron en su comunicado.

La Casa Blanca fue más moderada en su comunicado, en el que menciona el DACA como uno de muchos asuntos que han sido tratados, incluidos una reforma impositiva y la infraestructura. En este sentido, la secretaria de prensa de la Presidencia, Sarah Huckabee Sanders, manifestó que «si bien el DACA y la seguridad fronteriza han sido discutidos, excluir el muro no es algo que se haya acordado». En respuesta, el portavoz de Schumer, Matt House, respondió a Huckabee Sanders a través de Twitter: «El presidente ha dejado claro que seguirá impulsando el muro, solo que no como parte de este acuerdo».