Un atacante suicida con un Humvee militar robado atacó el lunes de madrugada una base del servicio de inteligencia en el este de Afganistán, matando al menos a nueve personas, según un funcionario provincial. El Talibán reivindicó el ataque.

Al menos 40 agentes de inteligencia resultaron heridos en el ataque cerca de la ciudad de Ghazni, la capital provincial, dijo Arif Noori, portavoz del gobernador de la provincia oriental de Ghazni. Varios heridos estaban graves.

El agresor, que utilizó un vehículo militar robado, se inmoló ante la entrada principal de la base, detonando su vehículo lleno de explosivos cuando casi había pasado la puerta.

El portavoz talibán Zabihula Muhajid dijo que los insurgentes estaban detrás del ataque en la provincia de Ghazni, donde el Talibán controla la mayor parte de las zonas rurales.

La capital provincial, también llamada Ghazni, cayó brevemente en poder de los talibanes en dos ocasiones en los últimos años. En la provincia se han registrado muchos ataques de gran escala contra fuerzas afganas y de la OTAN.

El ataque se produjo al día siguiente de que el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y su rival político, Abdula Abdula, firmaron un acuerdo de reparto de poder, dos meses después de que ambos se proclamasen vencedores de las elecciones presidenciales del pasado septiembre.

Según el acuerdo, Ghani conserva la presidencia del país y Abdula lidera el Alto Consejo de Reconciliación Nacional.

Ambos celebraron ceremonias rivales de investidura en marzo. Llevan desde entonces inmersos en una lucha de poder, una disputa que llevó al gobierno de Estados Unidos a anunciar que recortaría 1.000 millones de dólares en ayudas a Afganistán si los dos líderes no lograban resolver sus diferencias.

El acuerdo de paz firmado el 29 de febrero por Estados Unidos y el Talibán contempla que las tropas estadounidenses y de la OTAN abandonarán Afganistán. Se considera como la mejor oportunidad de Afganistán para alcanzar la paz tras varias décadas de guerra.

Desde entonces, Washington ha intentado que el Talibán y el gobierno afgano comiencen las negociaciones intraafganas, pero la inestabilidad política y la enemistad personal entre Ghani y Abdula bloquearon las conversaciones. Las reuniones previstas para marzo nunca se celebraron.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, habló el domingo con los dos mandatarios, indicando que estaba satisfecho por su disposición a avanzar hacia las negociaciones, aunque lamentó “el tiempo perdido”.