Washington (Agencias).- El magnate Donald Trump hizo crecer su imperio inmobiliario a través de grandes contribuciones a campañas políticas y haciendo negocios con empresas de construcción y sindicatos manejados por la mafia, reveló hoy The Washington Post.

En un reportaje de primera plana, el rotativo hizo públicos los resultados de una investigación de registros judiciales, así como de testimonios de Trump y otras personas sobre el ascenso empresarial del magnate, que habían sido mantenidos por décadas fuera de la esfera pública.

“Ningún candidato presidencial serio ha tenido el mismo nivel de profundidad documentada de negocios con entidades controladas por mafiosos”, concluyó el diario.

Trump, de 69 años y puntero en la carrera por la nominación presidencial republicana, nació en Queens, Nueva York, y navegó en una de las industrias de construcción más corruptas del país para convertirse en un magnate, indicó el diario.

Entre las empresas controladas por mafiosos que tuvieron negocios con Trump figuran S&A Concrete, que proveyó materiales de construcción para la Trump Plaza en el East Side de Manhattan.

Los dueños de S&A Concrete eran Anthony “Fat Tony” Salerno, jefe de la familia criminal Genovesa y Paul Castellano, jefe de la familia Gambino.

“Los dos hombres requerían que los proyectos de construcción multimillonarios obtuvieran el cemento a través de S&A, a precios inflados, de acuerdo con un encauzamento federal contra Salerno y otros”, señaló The Washington Post.

Salerno terminó en prisión acusado de pandillerismo. Su abogado Roy Cohn era también amigo y abogado ocasional de Trump. Aunque nunca fue acusado de un crimen, Cohn perdíó su licencia antes de morir en 1986.

Trump, quien declinó repetidas solicitudes de The Washington Post para una entrevista, no ha sido acusado de alguna ilegalidad.

The Washington Post hizo notar que las familias de la mafia controlaban en esa época el “Club del Cemento”, un cártel de contratistas que arreglaban contratos, torpedeaban la competencia y controlaban los sindicatos de trabajadores cementeros.

“Casi todos los proyectos de construcción grandes de Manhattan durante ese periodo fueron construidos con participación de la mafia (…) Eso incluyó la Trump Tower, el flamante rascacielos de 58 pisos en Fifth Avenue, que fue construido con concreto reforzado”, apuntó el diario.

Expertos coincidieron que Trump y otros desarrolladores de proyectos inmobiliarios tenían que adaptarse al ambiente prevaleciente en Nueva York para poder hacer negocios en la ciudad.

“No es ilegal, pero no se podría decir que tampoco es algo bello. Era un sistema muy enfermo”, señaló el profesor de derecho de la Universidad de Nueva York, James Jacobs.

Trump ingresó al negocio inmobiliario de tiempo completo en 1968, después de graduarse de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, de acuerdo con el recuento del diario.

En Queens, trabajó con su padre, Fred Trump, quien era el propietario de una firma inmobiliaria de edificios de departamentos y de otras propiedades a lo largo del país.

En 1971 Trump se hizo cargo de la empresa y empezó a cultivar a los ricos y poderosos haciendo donaciones regulares a miembros de la maquinaria política demócrata de Nueva York.

“Alcaldes, presidentes de barrio y otros funcionarios electos eran francos en sus peticiones de efectivo para sus campañas y ‘préstamos’, de acuerdo con una comisión sobre integridad gubernamental. Trump ha dicho que entre más rico se volvía, más dinero donaba.

Un reporte estatal encontró que Trump ignoró los límites de aportaciones estatales de campaña individuales de 50 mil dólares, así como los límites corporativos de cinco mil diseminando sus pagos entre 18 empresas subsidiarias.

Las donaciones de Trump a campañas políticas fueron presentadas por una comisión estatal como ejemplo de la relación financiera entre los desarrolladores inmobiliarios y las autoridades de Nueva York.

Pero el diario señaló que el magnate también hizo negocios con la mafia en Atlantic City, para entrar al negocio de casinos. Un memorando del FBI confirmó que Trump estaba consciente del involucramiento de la mafia en Atlantic City.