Estados Unidos.- Nunca se sabe cuál puede ser la pista que conduzca a la resolución de un crimen. Hace apenas unas semanas que una limpiadora de parques con vocación de forense ayudó a resolver un caso en Sevilla, un presunto asesinato que inicialmente había considerado suicidio. Pero en el blog Inverse encontramos un ejemplo incluso más enrevesado: en esta ocasión, quien parece tener la llave para aclarar una misteriosa muerte es nada menos que un loro, la mascota del fallecido.

 Hace algo más de un año que el cuerpo de Martin Duram apareció sin vida en su casa de Michigan, víctima de cinco disparos. A su lado yacía su esposa, Glenna, que había recibido un balazo en la cabeza. Aunque los agentes de policía que llegaron a la escena del crimen creyeron en primer lugar que la mujer también estaba muerta, no tardaron en darse cuenta de que todavía respiraba. Milagrosamente, estaba viva. En la casa también estaba Bud, el loro africano que convivía con el matrimonio.

Aunque la primera hipótesis manejada por los detectives era la de un doble intento de asesinato, Glenna pasó pronto a ser investigada como sospechosa. La mujer negó la acusación al recuperarse de su convalecencia y no parecía haber ninguna prueba que apuntase directamente contra ella. Hasta que los padres de Martin recibieron un inesperado aviso de la antigua esposa de su hijo, encargada de cuidar de su mascota después de su muerte.

«Don’t fucking shoot», algo así como «no dispares, joder». Esa es la frase que el ave no deja de repetir. Si bien es cierto que podría haberla escuchado en la televisión, los padres de Martin sostienen que Bud imita la voz de su hijo cuando pronuncia las sorprendentes palabras. Por ese motivo están intentando persuadir a las autoridades de que tengan en cuenta el ‘testimonio’ del loro en la investigación del crimen, al que puede darse carpetazo sin ninguna condena.

Hasta la fecha, la insistencia de los Duram ha sido completamente estéril. Su petición ha sido ignorada. Las pesquisas continúan, pero no parece haber ninguna posibilidad de que el extraño comportamiento de Bud vaya a ser tomado en consideración a la hora de determinar el culpable de la muerte de Martin. El caso ha atraído atención a nivel mundial gracias a YouTube, donde unas 300.000 personas han escuchado ya la insólita ‘declaración’ de este loro.