Ciudad de México.– Al bajar del avión, lo primero que hizo fue “tomarme un frappuccino, estuve con el antojo durante toda la competencia”, cuenta Rommel Pacheco en entrevista con Fut y Más, sólo horas después de haberle puesto el punto final a uno de muchos capítulos, aunque este de distinto corte, llamado Exatlón.

El yucateco, clavadista mexicano Campeón del Mundo en 2016, fue parte del último boom televisivo mexicano, pero tuvo que decantarse por sus sueños antes de completar una competencia que parecía tener a la mano.

Rommel, inmerso entre la desazón y tal vez la nostalgia, porque siempre fue un tipo que terminó lo que empezó, entiende que estas líneas serán un parteaguas en su carrera, en la que lo primordial es por fin colgarse una medalla olímpica, porque ese anhelo es el más importante, y así lo entendió la gente, más allá de la simpatía y de que hoy podrían verlo como el rey sin corona de la competencia más extrema del momento.

“Creo que fue una lupa, creo que fue un altavoz, algo que nos va a ayudar. Normalmente los fines de semana en la televisión mexicana es puro futbol, y algunos otros deportes profesionales, pero que ahora volteen a ver gimnasia, clavados, remo, atletismo, es importante; que un niño diga: ‘Yo quiero hacer gimnasia como Ana Lago, porque lo vi en el Exatlón’, creo que eso es importante”.

Los selectivos, camino a Tokio 2020, se adelantaron, de ahí que el integrante de la Fuerzas Armadas, al enterarse en la cena navideña, que fue uno de tantos premios que ganó junto a su equipo, el rojo, a su regreso tuvo que pedir la anuencia de la producción, pues sus entrenamientos también sufrieron modificaciones en tiempo, en la búsqueda de que lo mediático que hoy es, pueda enarbolarse con el añorado metal.

“Como lo he dicho, me hubiera gustado seguir, me hubiera encantado pelear en esa Final, en un duelo con Daniel (Corral) o con Ernesto (Cazares), pero ese compromiso que tengo con México, con todas esas familias que me siguieron, eso me obliga a seguir con mi preparación, en mis competencias de este año, en mi proceso olímpico, porque quiero que todos celebremos una medalla”.

Y, en la charla, siempre amena, también hay tiempo para hablar de lo que fue esta reciente andanza, que él mismo confiesa, le dejó mucho aprendizaje que ahora aplicará en su diario vivir, pero también en su disciplina.

“Contento de pisar tierras mexicanas, contento de estar aquí, una aventura bastante interesante, donde literal he dejado sangre, he aprendido muchísimo, he aprendido todavía a conocerme más en situaciones que no estaba acostumbrado, en situaciones que a lo mejor no creía que las hubiera llevado de tan buena manera”.

“Me va a dejar una gran enseñanza en mi vida personal, pero que además podré aplicar en los clavados”.

»» ¿Tú tenías idea de que hoy todo México es Exatlón?

No tenía idea que iba a tener este auge, este rating, esta repercusión, yo entré para que la gente viera el gran compromiso que tengo con el deporte, con México, que vean que el deporte, más allá del estado físico y de buena salud, te da valores, lucha y entrega por ese objetivo, que tienes que trabajar, y creo que los niños y las familias lo percibieron, que no es un reality de chismes, que peleábamos entre nosotros, al contrario, que nos uníamos, que lo que queríamos era ganar, que estábamos entrenando y planeando tácticas para poder ganar un circuito. Creo que es bueno, es algo positivo, y si de esto sale que muchos niños quieran hacer deporte, pues es un extra. Y si yo sumé un granito, encantado.

»» ¿Qué les dices a quienes piensan que esto no es real? Les enseño las cicatrices para que vean, los raspones y todas las cosas. Cuando se acaba el juego estamos en Campamento o en Fortaleza, estamos en muchas horas de espera, de ocio, que no tienes nada qué hacer, porque en México tienes televisión, si tienes ganas de ir al cine, vas al cine, si quieres hablar con tu mamá o con tu familia, hablas con ellos o vas a verlos, tienes hambre, vas y comes; allá no, estás encerrado, no tienes oportunidad de hacer nada, es mucho más complicado lo que pasamos.

»» ¿Qué es lo que más te costó?

El hambre, al principio era demasiada. Estar acostumbrado a tres comidas normales y dos colaciones, de pronto ahí llegar y una cucharada de arroz en la mañana, una de espinacas en la noche, es muy poco, te dan dolores de panza.

Pero Rommel Pacheco no titubea, “valió la pena estar, porque siento que crecí como persona, y valió la pena porque cientos de familias mexicanas se sentaron cada día a ver, no sólo el programa, a ver el tipo de persona que uno puede llegar a ser. Me voy feliz, contento, agradezco el cariño de la gente, y que me diga ahora que estoy afuera: ‘Tú eras mi favorito, creíamos que ibas a ganar’”.

Aunque se la pienpiensa al responder si volvería al Exatlón: “Si no afectara con mis tiempos de entrenamiento y competencias, tendría una gran posibilidad de entrar, sólo que esta vez pediría que ya no hubiera arroz”.

Y, aunque les da posibilidades de triunfo a los cinco elementos del Equipo de Famosos, palomea a sus tres gallos para llevarse la victoria: “Octagón, Daniel y Ana son mis favoritos.