Esto no es ciencia ficción, esto es ciencia. Lo que muchos creyeron era imposible tras ver películas como Inception y se categorizaba como ciencia ficción, ahora es simplemente ciencia, porque un equipo neurocientíficos del MIT han logrado, por primera vez, insertar un recuerdo falso en un ratón.

Tan solo piensa en lo que esto supone, con predeterminación se ha creado artificialmente un recuerdo y se ha implantado en el cerebro de un ratón de laboratorio. Este ratón aceptó este recuerdo como suyo y concorde a lo que el creía tener en la memoria, actuó en consecuencia.

El falso recuerdo consistía en que en una zona de la habitación, el ratón había recibido descargas eléctricas en los pies. Debe quedar claro que esto nunca pasó, es un recuerdo inventado por laboratorio e implantado en un animal. Cuando se movía al ratón a la zona donde creía que antes recibió una descarga, se quedó inmóvil, una respuesta típica de estos ratones ante un temor, según cuenta Popsci.

Creación de falsos recuerdos

Este estudio se ha creado con el fin de entender mejor la creación de falsos recuerdos, algo que se ha probado los humanos somos capaces de creer, en la que creemos que vivimos algo que en realidad nunca pasó.

Suele pasar a muchas personas, si no a todos, cuando en realidad lo que creemos se basa en porciones de recuerdos o de información que anteriormente hemos procesado.

Determinar cómo se ha forman estos recuerdos podría llevar a encontrar una forma de detectarlos. Quizá estamos muy lejos de lo que Inception plantea, pero la posibilidad de que en un futuro ya no tan lejano seamos capaces de crear recuerdos e insertarlos en nuestro cerebro es algo completamente escalofriante.

¿Cómo lograron insertar un falso recuerdo?

El equipo de investigadores lograron crear falsas memorias gracias a la optogenética, ya que algunas de las células del cerebro del ratón son sensibles a la luz de un láser. Manipulando estas células directamente con láser en el hipocampo, una de las partes del cerebro asociada a la memoria y al manejo del espacio.

Pusieron al ratón en una caja en el que las características eran únicas, con una forma, un olor y una iluminación particular en la que no pasaba nada. A esta caja la llamaron “Contexto A”. Después, movieron el ratón a otra caja donde de nuevo las condiciones eran diferentes, el tamaño y forma, el olor y la iluminación eran diferentes, pero la principal diferencia era que esta caja daba a descargas eléctricas a este ratón. Mientras estaba en este “Contexto B”, al ratón se le estimulaba mediante láser las células asociadas al “Contexto A”, creando así el falso recuerdo de que en esta primera caja el suelo estaba electrificado.

Nunca recibieron descargas en la primera caja, el ratón sabe que es diferente, pero tiene el recuerdo de que ahí mientras caminaba estaba recibiendo descargas eléctricas, algo así como una suma de lugar en “Contexto A” + sensación de electricidad en “Contexto B” = electrificarse en “Contexto A”.